16 agosto, 2010

¡Honor, honor al gran Cabral!


La marcha de San Lorenzo es la canción patria que más me gusta. No sólo por su música, sino, sobre todo, por su letra.

San Martín es uno de los próceres absolutamente indiscutidos de nuestra historia. Su nombre trasciende su vida. San Martín no es un hombre de carne y hueso, es una idea que fundamenta el país en el que vivimos. Sin embargo, esa idea que se inscribe en el relato épico de la liberación de América tiene un párrafo dedicado a un soldado raso. Un cabo como cualquier otro: Cabral. Sin Cabral no hay San Martín, y eso es lo interesante.

La aparición de Cabral en la batalla de San Lorenzo como el salvador de la libertad naciente de todo el continente funciona como una respuesta a las Preguntas de un obrero ante un libro de historia, de Bertolt Brecht:

"(...)
El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él sólo?
César venció a los galos. ¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II ganó la Guerra de los Siete Años. ¿Quién la ganó además?
Una victoria en cada página. ¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años. ¿Quién paga sus gastos?
Una pregunta para cada historia."


Obviamente, San Martín tampoco resistió solo la arremetida de las tropas realistas
en el convento de San Carlos. Esa falta de personajes secundarios que Brecht le reclama a la Historia de los grandes hombres, está patente en la marcha de San Lorenzo.

La canción tiene tres estrofas. Veamos: en la primera, Febo asoma... se prepara el ejército de granaderos a caballo bajo el mando de San Martín. En la segunda: la batalla, las tropas inscriben en la historia su página mejor. Pero la tercera estrofa, que debería glorificar el valor del gran San Martín por sobre todos los mortales, pone el ojo de la historia sobre el cabo Cabral, soldado heroico, que muere anónimo como tantos otros, pero su nombre se hace inmortal.

(Disculpen la versión de Lerner, es la única que encontré subtitulada, igual la parte de Cabral la canta María Helena Walsh)

14 agosto, 2010

Los '90 decapitados

Hace diez años, cuando Catupecu Machu sacó Cuentos decapitados muchas cosas eran distintas: yo tenía 15 años, MTV era un canal que pasaba videos de música y, si te gustaba algún tema de una banda, ibas a Musimundo y te comprabas el CD para ver qué onda. Otra década.

Cuentos decapitados fue el último disco de rock nacional de los '90. Rock potente con buenas letras, sin miedo a la experimentación y ¡con un tema oculto al final del disco!.


(En ese entonces, las bandas ponían creatividad en los videos porque eran su principal forma de difusión)


El año pasado Catupecu tocó en Monte para la fiesta de la primavera y escribí que me parecía la mejor banda argentina actual.

03 agosto, 2010

20 años

mayo, 2005- El actor Macaulay Culkin, de 24 años, estrella de la película "Mi pobre angelito", negó tajantemente este miércoles que Michael Jackson haya abusado sexualmente de él en 1991, al declarar durante el juicio contra el cantante estadounidense por abuso sexual de un menor.

Interrogado por el abogado de Jackson, Thomas Mesereau, acerca de si había sido víctima de algún tipo de comportamiento indecoroso por parte del cantante, Culkin respondió: "Jamás".

Jackson, de 46 años, es juzgado desde el 31 de enero ante un tribunal de Santa María, California (oeste) por presunto abuso sexual de un menor que tenía 13 años entre febrero y marzo de 2003. De ser hallado culpable podría ser sentenciado a hasta 20 años de prisión.

01 agosto, 2010

La construcción del verbo: somos

Lo que me preocupa desde arriba del cerro
a esta hora de la tarde
es el orden de los campos
de la lengua.

Me siento en una piedra grande
y tomo Sprite en una botella de plástico no retornable
que puede contaminar la tierra por siete mil millones de años.

Puedo modificar la naturaleza: ¿Soy Dios?
Creo que no.

Dios nunca trabaja. Dios es como
un campo sin alambrados; ese campo
que todos somos, de tierra fértil arrendada.

En la palabra campo está la encrucijada:

la fuerza primera de la vocal argentina, la
apertura final hacia el infinito
y en el medio el trabajo.

Desde la ruta se ve como
veinte, treinta, cincuenta personas
cosechan la papa negra de la tierra fértil
con las manos, con la remera de turbante
por el sol; en sus manos el pan no se multiplica
la naturaleza se vuelve mercancía.

Ellos tampoco son el campo.

El campo somos todos los que alguna vez
germinamos un poroto en un frasco de mayonesa
los que alguna vez compramos una estancia
con billetes de colores.

Si fuera un poeta kirchnerista
vería en la inagotable llanura
el principio
(…)
y el fin

Escribo:

El primer principio para un estudio
del devenir del ser nacional: La conciencia

“Somos el campo”