El sábado volví a insistir con eso de la pesca. Esta vez, el anfitrión fue el Ícaro, un barco para 30 personas que partió sin prisa a las siete de la mañana de Puerto Belgrano.
El saldo fue muy positivo: cero vómito, comida diez puntos, bebida diez puntos, una corvina de tres kilos antes del mediodía, tres o cuatro pescadillas, un gatuso, un gato pardo bebé, un millón de chuchos, una raya con espina venenosa y el final de la novela Salvatierra de Pedro Mairal.
El relato es breve, transcurre en Barrancales un pueblito cercano al Paraná, donde duerme la obra de Salvatierra: una tela continua de 42 kilómetros que no tiene bordes, que fluye como el río y se mezcla con el río y es un río. La tela de Salvatierra es una biografía en imágenes. Después de su muerte y la de su esposa, son sus hijos los que intentarán hacer algo con esa obra que junta polvo en un viejo galpón. Pero no va a ser tan sencillo, a ellos ese trabajo les va a significar tener que conocer a su padre, aunque no quieran.
Mairal tiene una escritura amable, medida. No hay excesos de ningún tipo, como tampoco falencias. La novela empieza y termina en el momento justo. En mi día de pesca, Salvatierra entra en el cajón de las pescadillas. Un buen libro para empezar el año, que no ronronea como la corvina, pero tampoco es como las rayas, que hay que golpearlas contra el casco del barco para que se asusten y se vayan lejos.
1 comentario:
alta reseña!
Volvi de vacaciones y se vienen novedades. Entre ellas un nuevo colaborador para RR. Mas noticias a la brevedad.
Un abrazo y feliz años a todos. El staf y los lectores. (buuuueeeenaaaaaaaa... el tipo llego sociable).
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