Fede Vázquez
Ferreyra y Formosa para de nuevo al kirchnerismo en esa tensión que en general, manejó mal. Y es la de usar su fuerza, su vitalidad política, su poder de dominación, para limpiar la alfombra interna. Porque además, estos dos casos muestran una particularidad especial. No son problemas con el corazón de sus aliados estructurales. Insfrán y Pedraza no son Scioli y Moyano. Soltarles la mano, o más, darles un empujoncito, limarles el poder, no implica renunciar a ninguna estructura fundamental de la política argentina, ni pondría en jaque ningún super acuerdo de gobernabilidad.
Gerardo Fernández
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