21 agosto, 2007

bloger desanimado

Creo que mantener un blog actualizado depende directamente de estados de ánimo (y autoestima?) del bloger. La semana pasada pasaron muchas cosas dignas de posts, que tenía toda la intención de hacer y por alguna razón no salieron.
Salió la revista ADN cultura, de La Nación, y me gusta no haber puesto nada porque el segundo número fue mucho mejor que el primero, y criticar es mucho más fácil que lograr un producto como ese. Los comentarios sobre eso, seguramente vendrán pronto.
Descolgué las bondiolas que parecían 3 ángelitos recién bajados del cielo en los tirantes del techo del garage de la abuela de mi novia. Están buenísimas, prometo foto, también en breve.
Y como si fuera poco, salió un nuevo Ría Revuelta, inauguramos el año 2 con nuevo diseño y nuevo logo (gracias a dios).

Por lo pronto sigan comentando en el post de abajo que hay unos anónimos que se pusieron medio peleadores.

10 agosto, 2007

On the road

El sábado pasado fue el primer encuentro de la beca para poetas coordinada por Daniel García Helder, organizada por el Proyecto VOX y el Instituto Cultural, que se inscribe en el ciclo Ruta 33. La sensación fue extraña, un poco de volver al pasado, cuando el espacio VOX (Zeballos y Las Heras) era lugar de encuentro, de reunión, de creación. Yo estaba terminando el secundario, empezando la Universidad. Que tiempos aquellos!
Ahora, se volvió a abrir un espacio, en el corazón de Bella Vista, con los pies fríos y muchas expectativas puestas ver que están escribiendo los que escriben, compartir lecturas y aprender de un tipo simple y muy atinado como Helder.
Desde un plano más analítico, la sensación es que se está repitiendo la historia. Se vuelven a reunir a 30 personas, para que lean, critiquen, estudien, escriban. Y esto la ciudad lo necesita mucho para mantener ese flujo que vino desde los poetas mateístas, la revista Vox, etc. Esa efervescencia por la que por ejemplo Fabián Casas dijo que a Bahía la conocía como una "ciudad de poesía" y no de básquet (como nos quieren hacer creer). Poco le importaba Ginóbili, estando Mario, Sergio, Marcelo, y tantos otros y otras.

06 agosto, 2007

ITINERARIO URBANO

En esta época de fotos satelitales y mapas vivos, proponemos uno más austero pero no por eso menos efectivo

(…) la oposición entre “lugar” y “espacio” remitirá más bien, en los relatos, a dos tipos de determinaciones: una, por medio de los objetos que podrían finalmente reducirse al estar ahí de un muerto, ley de un “lugar” (de la lápida al cadáver, un cuerpo inerte siempre parece fundar en occidente, un lugar y hacerlo en forma de tumba); otra por medio de operaciones que, atribuidas a una piedra, a un árbol o a un ser humano especifican “espacios” mediante las acciones de sujetos históricos (un movimiento siempre parece condicionar la producción de un espacio y asociarlo con una historia).

De Certau, Michel, La Invención de lo cotidiano.

Ría Revuelta propone: recorrer espacios, reponer la historicidad de cada “lugar” en la ciudad a través del relato de una voz que ponga en escena los movimientos, las discontinuidades, las contingencias, lo propio de las prácticas vitales que quedan fuera del mapa turístico mercantil, del relato histórico oficial y la mirada dominante panóptica.
¿Cómo sería un mapa bahiense convertido en itinerario, lleno de dibujos, marcas, tachones, líneas y frases?
Hoy para empezar tenemos el relato del memorioso Pedro Caballero (Zamora, 1941), ex trabajador del ferrocarril, quien nos cuenta acerca de “Los Pinos” famoso refugio de amantes furtivos que fue demolido en los 70´s en la zona de puerto Galván, Ingeniero White:

Vos mirá lo que es la memoria. Yo tengo buena memoria. Hoy agarré el diario esta mañana, “Avisos Fúnebres”, había un aviso: “Rafael Mancino”. Pelusa.

Y me vino a la memoria en seguida… el padre de ese se murió en el año ’56, era taxista, tenía dos mellizos, este que murió y otro más. Y llevaba a… se le decía Los Pinos, porque había cuatro pinos, a la bajada del puente de Galván, ahí estaba, hasta el año ‘70 estuvo, después lo demolieron. Era una construcción antigua. No había mujeres ahí, o sea que las llevabas vos. Y el taxista llevaba una “alternadora” de acá, una vitrolera, Norma creo que se llamaba, con un tipo… Va a cruzar el paso a nivel para bajar y venía un frutero… y lo agarró BUM, lo desparramó, lo mató. El alemán que llevaba se salvó, que iba con la tipa, el alemán del barco. Él murió enseguida, y la otra murió a la semana.
Mirá vos, 29 de Septiembre del ‘56. Yo me acuerdo haber leído el aviso fúnebre también en esa época. Vos mirá los vericuetos que tiene la memoria de uno…

Epitafio al caminante

VIATOR!

Cada vez que pases frente al acceso a Galván
detén un minuto tu marcha y recuerda la historia
de Mancino, Norma, el Frutero y el Alemán.
No olvides, que tú también has de emprender pronto
el último viaje hasta aquí abajo.

[Material recogido del archivo oral del Museo del Puerto de Ingeniero White]

01 agosto, 2007

solución

Como nadie lo pudo resolver, les dejo la solución al problema de las monedas.

Uno tiene las bolsas numeradas. Elige entonces monedas para pesar de la siguiente forma:

Una moneda de la bolsa número uno.

Dos monedas de la bolsa número dos.

Tres monedas de la bolsa número tres.

Cuatro monedas de la bolsa número cuatro.

Cinco monedas de la bolsa número cinco.

Seis monedas de la bolsa número seis.

Siete monedas de la bolsa número siete.

Ocho monedas de la bolsa número ocho.

Nueve monedas de la bolsa número nueve y, finalmente,

Diez monedas de la bolsa número diez.

Si usted hace la cuenta, ha elegido 55 (cincuenta y cinco monedas). Y estas 55 son las que usted pone en la balanza.

En principio, si las monedas pesaran todas iguales, es decir, si pesaran todas 10 gramos, el resultado que deberíamos obtener es de 550 gramos.

A esta altura, con esto que acabo de escribir, creo que usted puede pensar solo/a si hasta acá no se le había ocurrido cómo resolver el problema. Si no, sigo yo más abajo. Pero piense que con la idea extra de ver cómo elegir las monedas, ahora debería ser más sencillo decidir cuál es la bolsa que contiene las monedas que pesan 11 gramos.

Vuelvo a la solución. Al pesar las 55 monedas sabemos que el resultado va a ser mayor que 550 gramos (¿entiende por qué? Es que, como hemos elegido monedas de todas las bolsas, inexorablemente tuvimos que haber elegido monedas de la bolsa que pesa más).

Ahora, ¿cuánto más podría ser el resultado de la pesada? Por ejemplo si en lugar de pesar 550 gramos pesara 551, ¿qué querría decir?

Si lo piensa, resulta que si pesa exactamente un gramo más es porque hay una sola moneda que pesa 11 gramos, y por la forma en la que hemos elegido las monedas (una de la bolsa uno, dos de la bolsa dos, etc.) esto significa que la bolsa en donde están las que pesan distinto, tiene que ser la número uno. Es que de ella hemos elegido justamente una sola moneda.

Si, en cambio, en lugar de pesar 550, pesara 552, entonces eso quiere decir que hay dos monedas que pesan 11 gramos cada una. ¿No es fácil ver ahora que la bolsa en donde están las que pesan más tiene que ser la bolsa número dos? De esta forma, si pesara 553, las monedas de mayor peso estarán en la bolsa número 3, y así siguiendo.

Es decir, hemos resuelto el problema: con una sola pesada podemos determinar en qué bolsa están las que pesan 11 gramos.

Esta es la única solución que yo conozco, lo cual no significa que no haya otras (ni mucho menos). En realidad, la idea es que cuando uno ve la solución que propone otra persona, uno abandona la búsqueda y eso le quita parte del encanto a un problema.

Uno de los más lindos desafíos que tenemos los humanos es encontrar una forma de entrarle al problema por otro lado y extraerle una mejor solución. Y eso, justamente eso, es parte del encanto de la matemática.