28 septiembre, 2009

Un poema de Mr. Santos

El Misterioso Señor Jugo

Soñé que un acolchado cobraba vida
y me llevaba por un corredor
"El dueño de todo esto", me decía
Es ese señor de apellido Jugo....el señor Jugo
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Decidí que tenia que conocerlo
para este entonces la manta era un niño oriental
"no jugo" "no jugo", decía..."arregla este desastre"
Una lagartija decía: Los vaqueros marca "nixon" son geniales
De donde venia la señorita? cruzo rápidamente el corredor
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Ahora era una Jaula con muchas mesas y sillas
"El dueño de todo esto, es el señor Jugo"
Tomé una silla y la hice añicos
desperté....la cama toda meada
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El misterioso Señor jugo, un poema de Mario Jabón Santos de su libro "Juraría que esa malla era mucho mas llamativa", cortesía del Sr. Ruiz, viejo colaborador de este engendro.

27 septiembre, 2009

La venganza judía

Pese a todas las bondades de la tecnología, hay discos que hay que comprar originales -cualquiera de Radiohead, incluso si ellos lo regalan- y películas que hay que ir a ver al cine: Bastardos sin gloria justifica gastarse unos pesos para sentarse en una butaca cómoda y disfrutar durante más de dos horas del mejor cine de Tarantino.

Salí de la sala con una sonrisa. Acababa de darme una panzada de cine. Una película en la que cada plano está pensado en detalle, en la que la música es parte de la narración, los diálogos ponen a la palabra a la altura de la imagen y las actuaciones le hacen honor a los personajes. La sensación es que la película es inabarcable.

Los films de Tarantino se caracterizaron en los '90 por contar historias de personajes de segunda mano: mafiosos clase B que participaban de dramas policiales propios de su actividad. Kill Bill le puso épica a la gran venganza de Beatrix Kiddo. Y por fin, en Inglorious Basterds, Quentin se le animó a los grandes relatos. Es más, se mete con el mayor relato del siglo XX: la segunda guerra mundial. Así, sin mayúsculas. La gran guerra sin héroes.

Dos cosas que pensaba mientras veía la peli: en Bastardos... la representación de la realidad es una construcción ficticia, con objetivos claramente estéticos; sin embargo tiene el poder de cambiar la historia de la humanidad. El estreno de una película hace caer al tercer Reich, quienes mueren en la realidad, ejecutan su venganza desde la pantalla.

La otra es el lenguaje, en la película se habla tres idiomas: inglés, francés y alemán. El lenguaje importa, construye identidad, se utiliza para ocultar y para descubrir engaños. Para salvar vidas y para matar. Los estadounidense no hablan más que inglés. Una joyita: la escena en que Brad Pitt intenta hablar italiano.
Los estereotipos del cine sobre la Segunda Guerra son claros: 1) el judío oprimido, degradado, deshumanizado y torturado hasta la muerte por 2) los nazis inhumanos por elección y, al final, la llegada de los 3) norteamericanos pacificadores. Tarantino opera de forma muy interesante sobre esto. Los bastardos son un grupo de judíos norteamericanos, liderados por Brad Pitt, que desembarcan en la Francia ocupada por Hitler con un objetivo claro: matar nazis.

El héroe de la ocupación alemana -que liquidó 300 soldados y le hicieron una película- se enamora de la chica judía y protagonizan una gran escena dramática donde se mezcla de manera brillante realidad y ficción.


Y dejo para el final a mi personaje favorito: Hans Landa El cazador de judíos. Se ganó ese sobrenombre con orgullo. En sus interrogatorios hace llorar a sus interlocutores con un cinismo brutal. Disfruta del tabaco, de la leche fresca, del strudel de manzana con crema, mientras quien tiene enfrente se deshace. Pero con los años reniega de su apodo y de su historia. Quiere borrarla. Casi lo logra.

21 septiembre, 2009

El planeta de los simios

Del recital de Soda en River me quedó una frase grabada: el rock no es fútbol. Una definición que ataca a las bandas que intentaron heredar la mística de los redondos, pero sin el talento musical ni la calidad poética del Indio.

Anoche tocó Catupecu Machu en Monte Hermoso, para cerrar la Fiesta de la Primavera. La plaza estaba a pleno: producción de choripán al por mayor, alcohol en botellas de vidrio, en vasos de plástico, en botellas cortadas al medio, en tetras cortados con los dientes, botellas de vino espumante y un licor de guinda. El humo del escenario compartía el espacio aéreo con la arena que se levantaba del suelo, los porros y los puchos. Había un par de señoras sentadas en reposeras esperando para ver a Catupecu.
Los de adelante cantaban Soy de catupé, soy de catupé... y como tenían demasiado éxito recriminaban -como la popu a la platea- No canta nadie la puta que los parió...
Una de las cosas que hace que Catupecu sea, tal vez, la mejor de las nuevas bandas del rock nacional es justamente que saben diferenciar cuando hacen música y cuando hacen pogo. Después del primer tema, Fernando Ruiz Díaz agradeció las muestras de cariñó y pidió amablemente que bajaran las banderas.
- Está todo bien con la bandera, pero es un tipo que mueve el brazo y los de atrás no ven nada.


El rockero melancólico

Ruiz Díaz estaba con los sentimientos a flor de piel. Sensible porque era el último show antes del lanzamiento del nuevo disco, varias veces recayó sobre el tema, y trajo al escenario sus recuerdos y sensaciones.
- Convidá un poco, maricón -le gritaban desde abajo cuando se extendía en sus relatos.


Catupecu es una banda signada por la tragedia. Después del lanzamiento de El número imperfecto, un disco desparejo que trae los mejores temas de la banda y otros muy malos, el bajista Gabriel Ruiz Díaz sufrió un grave accidente que lo dejó postrado peleando por su vida hasta el día de hoy.

En el 2007 sale el primer disco con la nueva formación: Laberintos entre aristas y dialectos, el trabajo más compacto, prolijo y logrado musicalmente. Con una presentación impecable en forma de libro, el disco plantea a la música como una materia a ser tratada y experimentada.
Gabriel es el quinto integrante de Catupecu, el protagonista del viaje del miedo, traído una y otra vez al escenario por su hermano. El grito desgarrado de Plan B: Cuando faltas. Me haces falta.



Rock'n Roll nnnnnnnnnnnnnnn

Fernando empezó a gritar como un mono. Vieron cuando los monos se rascan la cabeza, bueno esta canción es así, puro instinto. Y explotó: Dale!
Un tema desarmado sin estructura, para jugar al pogo. El círculo se abría más que nunca y Dale!: se levantaba una nube de arena y chocaban las cabezas. Los trapos empezaron a flamear otra vez y, con una sonrisa, Ruiz Díaz dijo:
- Ves, ahora sí se justifica la bandera. Dale!


18 septiembre, 2009

Video clip

Era una tarde calurosa, estaba sentado en su casa fumando su pipa. Se había quedado solo, situación que lejos de preocuparle, lo tranquilizaba. Cerca de las seis, un tipo –bien peinado, mal vestido- entró arrebatado por una especie de furia. Levantó el arma mirándolo con la cabeza inclinada unos quince grados, respiró profundo y disparó.

El proyectil trazaría una línea casi recta encerrada entre dos puntos: el arma y su cabeza. En ese trayecto, como corresponde, ante sus ojos comenzaron a sucederse las imágenes en un mini video clip de lo que fue su vida.

El departamento, la heladería marrón, su hermano, su mamá, el caminador. Un patio, un techo de chapa, su papá. Hospital, puntos y caramelos. La máquina de escribir naranja. Guardapolvo blanco, las vías, las piñas. Manos azules, títeres. Videocasetera. Video juegos. Mujeres. Mujer. El teclado negro. El departamento prestado. La oficina, el ascenso, la secretaria. El escritorio de la oficina, la secretaria. El hijo inesperado. Abandono de hogar, de amante, de hijo. Abandono de ciudad. La pipa a las seis de la tarde.

Con la bala a escasos milímetros de su frente, vio la imagen de un tipo –tal vez el marido de la secretaria– bien peinado y mal vestido, que entraba en su casa arrebatado por una especie de furia, respiraba profundo y le disparaba: en el mismo momento, su vida comenzaba otra vez.

El proyectil nunca llegaría a unir los dos puntos. Se sentía como el protagonista de una de esas tapas de revista, en las que un hombre está sentado leyendo una revista, que en la tapa tiene al mismo hombre sentado mirando una revista, que a su vez.

16 septiembre, 2009

"No hay muérdago para Miss Quinn"

El jefe me pidió que posteara algo porque no tiene con que robar, así que:

Hace un par de semanas me encontré tirado en la calle esta mitad de casette. Según google la artista es una tal Enya (seudónimo de Eithne Patricia Ní Bhraonáín)


Los nombres de los temas están buenisimos:

Lunas del Pastor (Shepherd Moons)

Tracklist lado A
Lunas del Pastor - Azul Caribe - ¿Cómo puedo evitar cantar? - Ebudac - Ángeles - No hay muérdago para Miss Quinn



Que pijazo!

12 septiembre, 2009

19/12/68

“Es posible que, al fin, me convierta en un escritor revolucionario. Pero eso tiene un comienzo muy poco noble, casi grosero. Es posible trazar el proyecto de un arte agitativo, virulento, sin concesiones. Pero es duro llevarlo a cabo. Exige una capacidad de trabajo que todavía no poseo.

Me refiero principalmente a métodos de trabajo. Hace años vengo luchando por eliminar cosas que formaban una “infraestructura errónea”, la bebida, el cigarrillo, los malos horarios, la pereza y las postergaciones, la autolástima, el desorden, la falta de disciplina; la consiguiente falta de alegría y de confianza; todo ensamblado en una estructura mental que seguía siendo burguesa.

Este año solo he progresado en dos cosas. No bebo lo que a mejorado mi salud. (...) Empiezo a asimilar lo básico del marxismo y mi nivel de conciencia es hoy mucho mayor. Estoy mucho más jugado”


Diario de Rodolfo Walsh

08 septiembre, 2009

Al final del arco iris

Si te vas a tomar el trabajo de leer este post, te recomiendo que pongas play. Creo que este texto no puede leerse sin música. El tema es Videotape del último disco de Radiohead.



La primera vez que viajé solo en colectivo fue una experiencia traumática. Tenía 10 años. Iba a natación al club Olimpo y vivía en el barrio Noroeste. En invierno salía de noche, me tomaba la 505 y me bajaba en Charlone una cuadra pasando Don Bosco. Practiqué un par de veces con mi papá y todo salió bien. Pero la primera vez que lo hice solo me perdí. Me bajé una cuadra antes, quise correr el colectivo, me tropecé y me hice un corte en la rodilla del que conservo cicatriz. Unos adolescentes que pasaban por ahí me llevaron a mi casa. Fin.

La duración exacta del último disco de Radiohead In Rainbows es 42 minutos y 40 segundos. Esa fue la duración exacta de mi último viaje en colectivo, del centro al barrio Pedro Pico.

Salí de trabajar a las 12 de la noche, me calcé en las orejas los auriculares del
MP3 y empezó a sonar 15 Steps, canción intensa y frenética. Un buen ritmo para caminar las tres cuadras hasta la parada de la 502. Enfrente la plaza Rivadavia iluminada, a unos metros la sede de Olimpo donde iba a natación, atrás mío un aire acondicionado que goteaba. Bodysnatchners es pura energía, las guitarras te llevan en un viaje en cámara rápida y al final lo ves a Yorke enloqueciendo frente al micrófono.

Que bien que empieza este disco, pienso. Te pega dos piñas de entrada y después te relaja con Nude, una balada ascendente (como Exit Music de Ok Computer) llevada por la voz de Yorke hacia el éxtasis final -momento en que la gente rompió el silencio con un aplauso la noche del recital-.

Que frío, la puta madre
. Ya debe estar por venir el colectivo de mierda ese.


Con Weird Fishes/Arpeggi empecé a mover los pies. A pesar de los dos pares de
medias, los deditos se desvanecían.

- ¿Ya pasó la 502 o 503? -me preguntó un flaco con una mochila.
- No -le respondí y me volví a poner el auricular en la oreja izquierda.

Mensaje de texto: El colectivo no viene y me estoy recagando de frío acostate
Las guitarras de Weird... que placer: es como nadar de noche. A lo lejos avisté un colectivo rojo, era la 512, pienso que tengo que volver a la bicicleta, que mientras pedaleás entrás en calor. Ahí viene otro, pero es blanco y verde, la 516. Pienso que la plaza Rivadavia no es tan fea como la de Villa Mitre. Tiene mejores árboles para jugar.

El órgano distorsionado de All I Need te hace sufrir. Yorke habla, casi no canta; hasta que llega el estribillo you all i need you all i need. Yo necesito una bufanda porque ya no siento parte de la cara. De tanto mover los pies me empezó a doler el esguince de tobillo que me hice jugando al fútbol.

Pasan la 506, la 503 y suena Faust Arp. Acústica y voz se defienden solas. Pienso que todo esto del cambio de sistema fue una farsa y una tremenda mierda. Recuerdo con cariño a Microsur -mi primer colectivo-, a La Bahiense que me llevaba al Ciclo Básico, a Rivadavia que me llevaba a Villa Mitre. La vieja 502, un orgullo del barrio, pasaba cada siete minutos. Los nuevos recorridos iban a servir para hacer un sistema más eficiente y sustentable. Sin embargo al poco tiempo aumentó el pasaje, ahora se funde tarjebus, el restorán que tengo a mis espaldas está cerrando, una chica limpia el piso y yo tengo ganas de patear un perro.

Cuando veo venir a la 502, siento bronca, porque todavía me faltan como diez minutos para llegar a mi casa calentarme lo pies y comer. Reckoner hace pasar el mal trago. La pandereta, la batería latosa, platillos descompuestos y una melodía deliciosa.

En el viaje escucho House of Cards, la canción más enfermiza del disco y Jigsaw Falling Into Place que se va derecho al precipicio con guitarras claras que no paran un segundo. Los colectivos rojos tampoco son la gran cosa, una puerta queda abierta y la ventisca me recuerda que estoy congelado.

Antes la 502 dos me dejaba exactamente a 32 metros de mi casa. Con el nuevo recorrido me deja a cinco cuadras. Videotape -¿está sonando en este momento?- es un gran final. Yorke le pega a las
teclas del piano. Suena tosco, se suma la batería en loop. Se siente el vacío. Camino por la calle, no hay perros, no hay autos. Las luces naranjas se terminan justo la calle anterior. Cuando saco las llaves medio a oscuras, la batería se extendió y tomó el poder, el piano se apaga solo.
A la selección le falta sintaxis y estrategia.
Que vuelva Román.

05 septiembre, 2009

Zambayonny

El tipo sale al escenario, el teatro Rossini está lleno. No revienta, hay unas 350 personas. Telón negro en el fondo, unas telas colgando a modo decorativo, una silla, dos guitarras y un micrófono. Entra el músico bahiense que nunca tocó en bahía -camisa escocesa, gorrita negra estilo "che" y barba- recibe un cálido aplauso. Dice estar tan nervioso como agradecido. La gente hace silencio y lo primero que se escucha es su voz grave, sin titubeos:

A los que nunca les tiraron la goma, a los que un poco les rompieron el culo...


Se suma la guitarra y empieza el show. Humor musical o música extremadamente sincera. Zamba hace lo que se le canta. O más bien canta lo quiere, sin importarle mucho los prejuicios morales o que esté su mamá en primera fila.

En su repertorio, incluyó el tema que compite por el récord de la canción más corta del mundo -Hay mucho mensaje entrelíneas porque es muy difícil resumir todo es tan pocas palabras -dijo antes de interpretar
No me hablés de amor:



La música de Zamba no se destaca por la originalidad en las melodías, ni por lo virtuoso de la guitarra. Es pura actitud. Hace entrar en las canciones un lenguaje de asado varonil, con mucha gracia y un poco de sabiduría de barrio. Pero también sabe contar buenas historias como la de
Retiro voluntario o El último peaje, que escuchamos a continuación:



La última mención va para Superman. Promediando el epspectáculo Zamba cantó una que nunca grabó porque Marvel Comics no se lo hubiera permitido. Se titula
Soy superman y me chupan la pija. Al compás de su música, Superman bardea a todos sus colegas. La canción es muy muy graciosa, pero reflexionando le encontré un error conceptual insalvable: Superman es de River. Tiene los calzones por arriba de los pantalones y es un pecho frío. No podés dedicarle un tema. Es sabido que el aurinegro Batman es lejos el mejor. Una pequeña mancha, para una gran presentación de Zambayonny en tierras bahienses.

03 septiembre, 2009

Con su bata blanca que ella llama peignoir

Otros capítulos del Pequeño Pound ilustrado
Esos rostros - La belleza - Laureles eternos - Las flores - Personae

Esencia del imagismo: la imagen es el pigmento del poeta, un enjambre de ideas (vórtice).


Liu Ch´e
El susurro de la seda se interrumpe,
el polvo se levanta sobre el patio,

no hay ruido de pasos, y las hojas
corren en remolinos y quietas yacen,

y la que regocija el corazón es indigna de ellas:
una húmeda hoja que se adhiere al umbral.


Liu Ch´e funciona como un mosaico. Las imágenes se superponen manteniendo su independencia e influyendo unas sobre otras para conformar finalmente la unidad del poema.

“Un carácter chino constituye una unidad móvil que ejerce su influencia sobre, y colabora con, las otras unidades. Cada uno de los caracteres representa una palabra y sólo sirve para expresar el sentido de esa palabra, para evocarlo por medio de la vista. La escritura china, pues, no reproduce sonidos, sino evoca ideas. Estas ideas, cuando se unen para construir una frase, mantienen su independencia. La frase china adquiere entonces el aspecto de un mosaico.”[1]
***

Albátre

Esta dama con su bata blanca que ella llama peignoir,

es, de momento, la amante de mi amigo,
y las delicadas patas blancas de su blanco perrito

no son más delicadas de lo que ella es,
y ni el mismo Gautier hubiera desdeñado el contraste de sus blancuras
cuando ella se sienta en el sillón entre dos velas indolentes.


En Albátre, el pigmento primario es el blanco. Pero no es un blanco puro, sino que muestra matices (contrastes). La primera mancha es a nivel del lenguaje, la bata blanca ella la llama "peinoir": una marca de clase, o de pretensión de clase, porque para Pound no deja de ser una bata blanca. El segundo contraste se da entre la delicadeza y la frialdad de esta mujer y la indolencia de las velas que tienen un blanco que se derrite con su propio calor. En este poema se produce otra vez el cruce con la pintura al hablar de Gautier. Es el pintor es el que no puede rechazar las imágenes del poema.

Ilustraciones Jimmy Chaban
***
Trozo de abanico, para su alteza imperial

Oh, abanico de seda blanca,
límpido como escarcha en un tallo de hierba,
tú también has sido abandonado.


Pound pone el acento en un objeto para describir una situación que va más allá de él. Plantea dos imágenes donde la frialdad de la seda se convierte en escarcha (efímera) sobre el pasto. En el título se introduce un personaje femenino, la Alteza Imperial, y en el último verso se resuelve la situación que une al objeto y la dama: el abandono.

Cuando se construye una imagen los objetos ocupan lugares centrales y esa imagen sólo se convierte en un vórtice si el objeto logra reflejar un proceso. Objeto, acto, proceso, verbo y adjetivo tienden a mezclarse en las imágenes cargándolas de sentido hasta el máximo de sus posibilidades.


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[1] Prólogo de Mariano Antolín Rato a Ezra Pound, Personae, los poemas breves, Hiperión, España 2001.

02 septiembre, 2009

“Quevedo podría haber corregido cualquier página de Cervantes, pero no hubiera podido escribirla. Porque corregir una página es fácil, pero escribirla es muy difícil.”