14 julio, 2009

Personae

Sólo los eruditos y los poetas se aventuran con esfuerzo por la senda hacia las etimologías y recomponen el habla lo mejor que pueden a partir de fragmentos olvidados. Esta anemia del habla moderna es estimulada por la escasa fuerza cohesiva de nuestros símbolos fonéticos. En una palabra fonética hay poco o nada que exhiba las etapas embrionarias de su crecimiento. No lleva su metáfora en la cara. Olvidamos que, una vez, personalidad significó no el alma, sino la máscara del alma.[1]

El libro se llama Personae, plural del latín Persona. Con este título Ezra Pound no sólo trae a nuestros días una de las primeras etapas etimológicas de la palabra de una forma erudita, sino que logra superponer los sentidos pasados y presentes: le imprime a la palabra la metáfora de su nacimiento.
En este libro Pound nos está presentando l
as máscaras de sí mismo y de su escritura, máscaras latinas, griegas, modernas, vanguardistas, anticuadas, provenzales, inglesas y orientales.

Sobre su rostro en un espejo

¡Oh extraño rostro ahí en el espejo!
Oh compañía impúdica, oh santo huésped,
oh pobre loco mío entristecido,
¿qué contestas? ¡Oh miríada
que se afana y actúa y se esfuma,
se burla, engaña, desafía!
¿Yo? ¿Yo? ¿Yo?
¿Y vos?[2]

------------------------------------------------

[1] Fernollosa y Pound, El carácter de la escritura china como medio poético, Alberto Corazón editor, Madrid 1977
[2] Ezra Pound, Personae, los poemas breves, Hiperión, España 2001

No hay comentarios: