25 septiembre, 2007

EL VUELO DE SHEI * 1

El regalo de las palomas

Las palomas eran obsequios muy preciados, poseerlas era signo de nobleza, dominarlas de poder. El reino Yan, gobernado por el príncipe Jantan, compartía el dominio del imperio con Dseng Shen el monarca, del reino de Quin. El envío de palomas de las especie Io entrenadas especialmente para el combate, era la forma de renovar periódicamente la paz.

La lechuza Shei tiene un graznido que ensordece y un vuelo que corta el aire. Parada en el hombro del príncipe Jantan le dijo al oído:

- Volando por los caminos del bosque Sor viene la paloma Yoli Yang enviada por Dseng Shen. Si el ave no llega a destino, podrías reclamar ser el único rey del imperio.

- Quiero que muera. De lo contrario no vuelvas.

EL VUELO DE SHEI

Triller

Cuenta la leyenda que la peste comenzó con la traición de la lechuza Shei. Dos reinos entraron en guerra, dejaron liberado el camino a un ejército de criaturas inmortales. El vuelo de un pájaro lleva esta fábula, la música, los colores, en una sucesión de batallas que se accidenta en ruinas. Albores de un nuevo imperio.

22 septiembre, 2007

Fricciones

Un cuento breve del libro inédito Kápok


La escena se repite en distintos ámbitos del reinado, al parecer, hasta las piedras están conmovidas por el perfume de Afrodita. Todo se ha convertido en una gran orgía.
En su alcoba el Rey y la Reina tienen sexo desenfrenado desde hace horas. La Reina, sin pudor y sin formas (más allá de su piel) acosa al rey entre su vientre y sus manos. Exige más ritmo.

Los arlequines y poetas, sin ropa, acosan a las damas que se prestan al juego y escapan, pero no es amor cortés porque se dejan atrapar y huyen y se dejan todo.

Los arqueros abandonan sus arcos. Las escaleras de piedra de las torres se hacen eco de los gritos; un punto y aparte entre las piernas y la fricción.


Los subsuelos son un infierno, plebeyos y plebeyas deshaciéndose en cualquier rincón sin importar cómo. Emoción violenta llevada al sexo más violento, por saberse en la primera fila del combate.


Pero la fiebre de pura sangre está en la caballeriza, donde los caballos copulan entre sí, mientras doncellas totalmente desnudas corren entre las bestias perseguidas por caballeros sin pantalones y con la espada colgando.

Itinerario Urbano

Héctor Libertella, parte I

Hoy: me llevaron a la fundación de la universidad.

Héctor Libertella es un escritor bahiense que vivió muchos años en Buenos Aires donde murió en octubre del 2006. En el 2005 vino a la ciudad a dar una charla en el marco de los festejos por los 50 años de la Universidad Nacional del Sur. Comenzó diciendo “El imaginario es lo único real del texto”, hablaba de lo real no de la realidad y hablaba de imaginario no de imaginación. Libertella intentó reconstruir el imaginario de lo que vio ese día, el de la fundación, cuando era aún un chico...

“Cuando tenía diez, una mañana de hace 50 años, mi familia me trajo aquí a Colón 80 en medio de un pequeño grupo de gente, yo no recuerdo que hubiera mucha gente, era el día de la fundación de la UNS. A duras penas recuerdo que había un elegante señor canoso muy bien vestido de apellido raro, Atilio de Loromai, creo, otro señor Benjamín Villegas Basavilbaso, y otros dos que tal vez se llamaban Vicente Fatone y Ezequiel Martínez Estrada, tal vez, no se. Después nos desplazamos a una vieja casona en Rondeau primera cuadra, luego me dicen que era el Instituto Tecnológico donde estudié años Ingenieria Química. Lo que más me intrigó fue un grupo de jóvenes que exhibían una enorme pancarta con la sigla FUS. Había algún obispo tirando agua bendita sobre un monolito, tal vez, el legendario Monseñor Germiniano Esorto, no sé.

Si hablamos de imaginario habrá que armar un cuadro, una topología haber como se constituye ese imaginario: está el cartel de FUS, Monseñor Esorto, está Colón 80, o está a medio construir, no importa, estaba la loma, así llamo yo al cementerio...”

El recorrido sigue, a veces a caballo, o por caminos empedrados, cazando animalitos en donde hoy compramos ropa o escuchando la radio, porque para hablar de la universidad en esos años era indispensable ir en busca del imaginario.