20 diciembre, 2007

Ría Revuelta 15

Llega el último del año, por fin!

A partir del sábado junto a EcoDias viene el décimoquinto Ría Revuelta, con los siguientes títulos:

Capital de la poesía

una pequeña reseña, algunos comentarios, algunas reflexiones y muchos poemas de los participantes de la beca Ruta 33


El paseo de los Bidones en el Museo del Puerto


Un bosquejo de cómo quedó el mapa de bahía, después del Itinerario Urbano que inauguramos este año.

Y el imperdible primer capítulo del Reality Show de intelectuales por Andrés Albreto.

06 diciembre, 2007

Ya se acerca noche buena, ya se acerca navidad...

El padre le regala al hijo más chico una camiseta de River para Navidad, y el niño de 6 años todavía no había decidido de qué cuadro sería y pregunta:

- Papá, esta camiseta, ¿de qué equipo es?

- De River, hijo…

- Y papá, decime, ¿quién es el máximo rival de River?

- Boca, hijo, es el peor rival.

- ¿Y les llevamos muchos partidos de ventaja?

- No hijo, lamentablemente nos tiene de hijos.

- Bueno papá, pero ¿habremos ganado más copas que ellos?

- No hijo, ellos son el Rey de Copas y nosotros apenas tenemos 5.

- Pero alguna vez, papá, le habremos ganado algún partido definitorio, ¿no?

- No hijo, la única final que jugamos perdimos en el año 76, y después perdimos partidos claves como la Supercopa del 94, nos dejaron afuera de la Copa en el 2000 y 2004 con la cancha de River sólo con hinchas de nuestro club, y en el año 62 también perdimos el campeonato contra ellos.

El chico, medio preocupado, vuelve a preguntar:

- Pero papito, ¿por lo menos tenemos más hinchas que ellos?

- No hijo, somos menos, a ellos los apodan “la mitad más 1″ del país.

- Pero nunca van a la cancha ¿no papi?

- No hijo, van… Es más, llevaron una vez a Japón 10.000 personas.

- Che papi, Maradona, ¿de qué cuadro es?

- De Boca, hijo…

- Pero ¿qué ídolo tenemos nosotros?

- Francescoli, hijo…

- ¿Y salió campeón con Argentina, papi?

- No, es uruguayo.

- ¿Algo tenemos más que ellos, papi?

- Sí, ganamos más campeonatos que ellos, pero nos están alcanzando, y a nosotros no nos están quedando muchos argumentos…

- Bueno, por lo menos River siempre sale campeón local, ¿no es cierto, papi?

- Mmm… Bueno, hijo tuvimos una mala racha de 18 años sin ganar nada, con los mejores jugadores y llegábamos aunque sea segundos.

- ¿Y por qué le dicen gallina?

- Por eso mismo, hijito.

- Papi, ¿de dónde es River?

- De Núñez, aunque la cancha está en Belgrano, pero nacimos en la Boca, pero lamentablemente nos echaron del barrio.

- Papi, nosotros somos más “viejos” que ellos, ¿no?

- No hijo, en realidad ni sabemos fehacientemente la fecha de nuestro nacimiento. Algunos dicen 1901 , otros 1904… en fin.

- Papi, seguramente tenemos muchos más campeonatos amateurs, ¿no?

- No, hijo… 7 a 1 ganan ellos.

- Pero papi, entonces casi seguro que fuimos el primer campeón del profesionalismo, ¿no?

- No hijo, tampoco…

- Papi, pero la hinchada de River es muy reconocida en el mundo y por las demás hinchadas argentinas, ¿no?

- No hijo, hinchada hay una sola y lamentablemente la tienen ellos.

- Papi, ¿y por qué a River le dicen “millonarios” si están en semi-bancarrota?

- Porque una vez, hace mucho tiempo, compraron un jugador en una cifra muy alta para la época, y así quedó ”millonarios”.

- Pero papi, entonces ¿por qué se enorgullecen tanto de la “cantera”?

- No te sabría decir, hijo…

- Pero papi, ¿es verdad que Marzolini y Cía. dieron 2 vueltas en nuestra cancha?

- Sí, es verdad hijo…

- ¿Y es verdad que esa cancha la remodelaron los militares, en su gobierno de facto?

- Sí hijo, es verdad…

- ¿Y Boca?

- No, Boca no… Ellos la hicieron solitos y es una cancha de fútbol, no un estadio para recitales… Además, todo el mundo quiere jugar ahí. Es más, en una encuesta en Inglaterra salió que el espectáculo deportivo que uno no debe perderse en la vida es el superclásico Boca - River“, pero en la Bombonera, hijo querido, en el estadio de ellos.

- Papi, ¿es verdad que ellos son los líderes en gente en cancha de la historia del fútbol argentino???

- Sí hijo, también es verdad. Inclusive en sus peores épocas reventaron cancha en toda la Argentina, inclusive el Monumental en nuestras mejores épocas.

- ¿Y River hizo algo parecido???

- Mmmmm… esteeee…. ¿Querés un chocolate, hijo?

- No, contestame!!

- La verdad que no…

- y a Japón, ¿cuánta gente llevó River?

- Esteee… No sé, no los conté… Pero, más o menos, qué sé yo… 400 , 500…

- Pero papá, Boca llevó miles, batiendo todos los récords…

- Y bueno hijo, ¿qué le vamos a hacer?

- ¿Y es verdad que ganaron copas en todos lados, América del Sur, del Norte, Europa, Asia, y que son los reyes de copas?

- Sí hijo, es verdad…

- ¿Y que encima de todo eso tienen 6 copas pendientes que nunca se jugaron?

- Sí, hijo.

- ¿Y encima ahora River va a tener que mirar otra final de Boca por TV?

- Sí, hijo…

El niño miró al padre fijamente y le dijo: “Perdoname, papi”, y prendió fuego la camiseta.

Y escribió:

“Querido Papá Noel: no sé qué habré hecho este año para que te hayas portado tan mal conmigo; yo calculo que me he portado bien, igualmente te perdono y te suplico que si todavía estás a tiempo me traigas una camiseta de Boca, sino espero hasta el año próximo. De paso, si podés, traele una a mi papá que lo noto muy deprimido.”

04 diciembre, 2007

Grandes ventajas y contras de los libros electrónicos

Por Ariel Torres del diario La Nación del domingo


En su tinta


Fuera de su pantalla, el Kindle y los otros e-books no son sino dispositivos digitales, semejantes a una agenda electrónica, un celular o una notebook. Usan baterías, un microprocesador, memorias, cables y botones. Llamarlos "libros", en este sentido, es bastante exagerado. El lector encontrará el lunes, en la columna La Compu del suplemento Tecnología ( www.lanacion.com.ar/tecnologia ), un análisis de la relación entre los libros impresos y los electrónicos.

La gran diferencia entre una computadora de bolsillo y un e-book es la pantalla. Mientras que la de las primeras se basa en tecnología de cristal líquido (LCD), los e-book usan "tinta electrónica", cuyas tres principales ventajas respecto del LCD son que no necesita iluminación desde atrás, es flexible y no requiere energía para mantener una imagen en la pantalla.

Pero la tinta electrónica no es en realidad tinta. Se trata de un tipo de display basado en cápsulas muy pequeñas (del diámetro de un pelo humano) que contienen partículas blancas y negras que flotan en su interior. Estas partículas pueden orientarse usando una corriente eléctrica, de tal modo que cada cápsula se ponga de color negro o blanco. De esta forma, se forman caracteres y gráficos.

La tinta electrónica se embebe en una hoja de plástico flexible que contiene los circuitos para controlar el display ; el conjunto recibe el nombre de papel electrónico. Aunque es bastante flexible, lo comprenden las generales de la ley. Se trata de un sandwich de plástico, chips y microesferas que no puede manipularse como si fuera papel real.

Eso sí: como el papel impreso, un display de e-ink refleja luz, no la emite, por lo que son más fáciles de leer que los de una notebook, y también más descansados para la vista. No obstante, el papel electrónico mide su resolución en píxeles (como las pantallas) y en niveles de gris. En general, son de 800 x 600 píxeles con 4 a 16 niveles de gris. Una PC ofrece actualmente un mínimo de 1024 x 768 píxeles y más de 4000 millones de colores.

Dadas sus especiales características, la resolución del papel electrónico puede también expresarse en puntos por pulgada (dpi, por sus siglas en inglés), como se hace con los impresos. En general, están en el orden de los 166 dpi. El texto de la página que el lector tiene en sus manos está impresa a 1270 dpi. La revista del domingo se imprime a 3200 dpi.

Ni siquiera compiten

Los e-books tienen ventajas y desventajas frente al libro tradicional y, por el momento, lejos de competir, más bien se complementan.

La principal ventaja de los electrónicos es que pueden almacenar miles de obras en el tamaño de un volumen convencional. Para el viajero y el estudiante, es un inmenso alivio. Además, ofrecen herramientas informáticas para buscar un párrafo en particular de forma muy rápida, así como conectarse a Internet y bajar títulos en segundos, uno de los aciertos del Kindle. Curiosamente, no son tan aptos como una PC para ver sitios web de diarios, revistas y blogs.

Frente al libro impreso, los e-books sufren una cantidad de desventajas: necesitan recargar baterías; su resolución es mucho menor; no pueden hojearse las páginas; admiten métodos pobres y complicados para marcar o anotar, y pueden romperse y fallar a causa de golpes y otros accidentes que no afectan al volumen impreso.

El antichabonismo de Fabián Casas

Por Maximiliano Tomas, para el diario Perfil del domingo

Sube la nafta, suben los cigarrillos y, por supuesto, suben los libros: cualquiera que haya entrado a una librería en las últimas semanas habrá notado que la barrera de los treinta pesos del último año acaba de ser superada, y que ya son pocos los libros que están por debajo de los cuarenta.

Así, el mercado editorial sufre los vaivenes de la macroeconomía, aunque también se tambalea al ritmo de su propio desconcierto: vaya uno a saber por qué –aunque finalmente de manera afortunada–, el nuevo libro de Fabián Casas, Ensayos bonsai, apareció días atrás con un precio de 41 pesos, aunque por razones no explicitadas acabó vendiéndose a 34. ¿De qué se tratan estos ensayos bonsai? De textos que el autor de poemarios míticos como Tuca y El salmón, y de nouvelles y relatos como Ocio y Los lemmings y otros fue entregando aquí y allá a publicaciones, revistas digitales y blogs, y que acaban de ser reunidos en un solo volumen. Aquí están, entonces, los tópicos que desvelan a Casas, sus zonas de interés, que también están en sus relatos, pero ya no expuestos al particular ritmo de la narración sino del pensamiento: la música (Pink Floyd, Led Zeppelin), el fútbol (San Lorenzo, la Selección), la literatura (Zelarrayán, Aira, Cortázar).
A principios de 2007, en la revista Otra Parte, Alan Pauls dedicó un texto a analizar la obra de Casas, a la que enmarcó dentro de la corriente de “la literatura social, la narrativa de barrio, el neocostumbrismo”. “Ficción chabona”, decía Pauls, que “no se goza de la cultura, sino que goza a la cultura”. Pero si Pauls, equivocado o no, esboza su tesis en referencia a su literatura, en estos ensayos podemos ver que aquella es sólo una máscara engañosa. Porque es evidente que Casas (que lee bien, que estudió filosofía, que viajó por el mundo) es una máquina de triturar y mixturar alta y baja cultura, y que no hay nada más alejado del chabonismo, del rock barrial y de la discusión de esquina que sus reflexiones sobre vida cotidiana y literatura, donde para hablar de The Beatles o Los Redonditos de Ricota hace karate con armas poderosas como sus lecturas de Faulkner, de Spinoza, de Wittgenstein.
Lynch, Borges, Vonnegut van desfilando por las páginas del libro. Casas arriesga: “La mayoría de los grandes artistas son de derecha. Mejor dicho, la derecha parece escribir (o pintar, o componer) mejor que la izquierda. Francamente, un artista es alguien en quien no se puede confiar”. O escribe: “Nosotros somos un país serio que se pone serio para vivir un Mundial. Y en cambio nos comportamos como imbéciles a la hora de tener que resolver situaciones desesperantes”. Casas ni goza de o a la cultura aquí, sino que goza y padece con la cultura.
Tiempo atrás hablaba con un amigo escritor acerca de los cuentos de Casas, y le decía que me parecían directos, simples, sin matices. Pero a mí también me había engañado la máscara: luego de una atenta relectura noté que lo que había ponderado como defectos no eran más que virtudes, como si se pudiera atacar los relatos de Carver o de Chéjov por su aparente simplicidad, que no es otra cosa que eso: aparente. Una última cuestión: éste es otro libro hecho en base a textos publicados previamente en Internet. Pero la sensación final no es la misma que luego de las frustradas experiencias de cambio de soporte de Hernán Casciari o Melissa P., donde la respiración y el pulso virtual del blog –que se constituyen como elementos esenciales– quedaban truncos en papel. ¿Cuál puede ser la diferencia? La respuesta, creo, no está volando en el viento sino, más bien, en la figura del autor. Tan discutida y criticada, aunque aún válida para cuestiones como ésta.