Mostrando entradas con la etiqueta Matías. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Matías. Mostrar todas las entradas

28 mayo, 2011

Sarlo campeona del mundo


Beatriz Sarlo es lo mejor que tiene la intelectualidad opositora al kirchnerismo (si es que existe algo así, más allá de Sarlo). Pero a su vez, Sarlo no se identifica con ninguna de las expresiones políticas opositoras al kirchnerismo. O sea: el kirchnerismo hegemoniza en este momento la política argentina.

Por eso, para plantarse en el centro de la escena a Beatriz no le alcanza con escribir en La Nación, ir de invitada a TN o publicar un ensayo sobre Néstor Kirchner. Beatriz, tan inteligente, elige meterse a debatir donde se disputa el sentido del único proyecto de país palpable en la actualidad: 6,7,8, en la TV Pública.

Y ahí están las repercusiones: la tribuna de la derecha mediática celebra, disfruta y goza esta aparición estudiada de Sarlo que, tan inteligente, les dio el título, la frase, el hashtag, la remera: "Conmigo no, Barone". Pero ese goce es efímero, porque pasa por alto el fondo de la cuestión: la gran derrota cultural que significa para los medios hegemónicos haber perdido la potestad de ser el centro de resonancia de la política argentina.

Ser kirchnerista no es ser hincha de 6,7,8. Todo lo contrario. Es entender la función fundamental que cumplió ese programa para romper con la predominancia del discurso dominante de los grandes medios (¿e instalar uno nuevo?) y entender también que ya era hora de cambiar la estrategia. El kirchnerismo ya se construyó a si mismo, es hora de inventar una oposición con la que dialogar.

Sarlo no dijo nada nuevo. No dijo nada que no haya dicho antes en sus columnas, en radio, en entrevistas. Pero esta vez lo dijo en 6,7,8 -un programa de apenas dos puntos de rating diarios- y se convirtió en un fenómeno nacional: dos días seguidos encabezando portales de noticias, tres columnistas de La Nación reflexionando sobre el tema, remeras, ringtones, etc.

¿Qué es eso sino la derrota de los grandes grupos mediáticos para gobernar el sentido común?

Algunos dicen que lo de Beatriz fue una goleada contra 6,7,8, así que voy a usar una metáfora futbolera: que Sarlo, con todos sus pergaminos intelectuales, haya ido de visitante a un programita de la TV Pública a plantar la bandera de su pensamiento opositor y luego haya sido llevada en andas como una campeona del mundo, es como cuando Almeyda dice que River -33 veces campeón del fútbol doméstico- "se juega su historia" (!) en el partido del domingo ante Olimpo, en el Carminatti. Aunque ganen por goleada, ya perdieron.

11 diciembre, 2010

La superficie

Digresiones sobre un cuento de ciencia ficción
que leí cuando vivía en la superficie.


I
-Lo que pasó fue mucho, mucho peor que una sequía.
-¿Qué es una sequía?
-Hace unos 15 años, mucho antes de que nacieras, caía agua del cielo. Le decíamos lluvia, y esa lluvia hacía que podamos vivir en la superficie. Cuando dejó de llover, la sequía terminó con todo. Nadie pudo prever el desastre.
-¿Vivían en la superficie y no se quemaban con el sol?
-No, antes podías estar horas al sol. Salía a la mañana, a eso le decíamos día, y cuando se ocultaba era la noche. El sol y la lluvia eran fundamentales para producir alimentos. El Goo no existía, comíamos animales y vegetales.
-Puaj. Contame de cuando lo conociste a Pereti.
-Las tormentas comenzaron en el 2010, el país en que vivíamos se llamaba Argentina, y la ciudad Bahía Blanca, estaba a unos 60 kilómetros de acá...

II
-Empezó como una tormenta normal, hacía meses que la ciudad estaba tapada de tierra. La gente sólo salía de la casa a buscar su ración agua. La emergencia era extrema en todo el mundo, pero nunca nadie pensó…
-¿Cuándo lo conociste a Pereti?
-¿Otra vez querés que te cuente la historia de Pereti?

-Sí.

-Te cuento de la tormenta, como se construyó este refugio, como sobrevivimos…

-Mejor contame cómo conociste a Pereti.

-Está bien, Pereti siempre estaba solo…

En medio del océano, estaba completamente solo. Joe Pereti. Abajo, el Goo. El alimento perfecto. Todo el día juntando estos bichos de mierda. Los cosechadores cobraban 530 dólares por turno. Más de lo que ganaba un ingeniero. Porque, la verdad, ¿Para qué sirve un ingeniero acá abajo?.


III

-Pereti había sido pescador en el puerto de Ingeniero White...

-¿Un puerto? ¿Y a dónde se lo llevaron?
-No se lo llevaron a ningún lado. Antes los puertos no flotaban, estaban construidos sobre la superficie y servían para recibir a los barcos, cargarlos y descargarlos.
-¿Y que pasó?
-Casi no quedó nada de todo eso, ruinas. La sequía aniquiló todo. Cuando la tormenta del 2015 terminó con la vida en la superficie, sólo quedamos los constructores de los refugios y los recolectores, que ya estábamos viviendo abajo.

Pereti había sido pescador. El mejor. Incluso cuando la pesca había mermado muchísimo en la ría, él salía y sacaba. Siempre sacaba. Por eso, para Pereti recolectar Goo era tan sencillo que hacía el trabajo de tres jornadas en una sola. En parte por su habilidad y en parte, también, porque no seguía todos los protocolos.

El Goo recién sacado del mar era altamente tóxico. Surgió de una extraña mutación del plancton por la radiación solar extrema y se convirtió en la materia prima para elaborar el alimento universal que salvó a los humanos de la extinción total. Y no solo los salvó, si no que los hizo inmunes a casi todas las enfermedades y alargó la expectativa de vida 50 años. Pereti tenía 105 cuando ocurrió el incidente.


IV

Era difícil definir los refugios con el lenguaje de la superficie. Tenían el nombre genérico de "Torres". La de la costa del sur bonaerense, donde vivió Pereti, era la Torre Pehuen Co. Podían trasladarse en el mar, por lo tanto eran barcos. Pero también podían anclarse al fondo del océano y contenían en su interior ciudades, lo que las convertía en islas. Sin embargo, las torres respiraban abajo del agua para brindarle oxígeno al interior, entonces se podría decir también que eran ballenas gigantes...

-Un día Pereti se encontraba en plena actividad, llenando los tambores de bichos, cuando uno de los animales saltó de la red y le manchó el guante. Según el protocolo de seguridad, su jornada estaba terminada. Debía volver a la torre, someterse a una desinfección y tomarse una semana de licencia y aislamiento.
-¿Si hacía eso se salvaba?
-Seguramente. Cuando yo lo vi ya estaba perdido.

Pereti se miró el guante, lo sacudió un poco para que se desprendiera la parte más gruesa y gelatinosa del Goo y, cuidándose de que nadie lo viera, metió la mano en el agua y la sacó rápido. Listo. En la torre, al término del día, lo esperaba Peggy Flinn. Una rubia a la que le encantaba la plata y le encantaba escuchar al viejo Pereti hablando de si mismo durante horas, tener sexo unos minutos y quedarse dormidos.

-Pereti volvió al atardecer, con los tres tambores llenos y cerrados herméticamente. Dejó su vote amarrado en el puerto, la parte más alta de la torre, y entró. Una vez a salvo de la radiación, se quitó el casco. Se miró al espejo, se arregló el pelo y se secó la transpiración. Cuando sintió el guante mojado sobre la frente, se acordó del incidente de esa tarde. Se miró la frente: nada. Miró una vez más el guante: nada. Peggy lo sorprendió tomándolo de la cintura. Pereti tardó unos segundos en reaccionar y bajaron juntos a la ciudad.

V
Peggy se movía suavemente arriba de Pereti, que esa noche no podía concentrarse. Cuando ella se aburrió, se corrió a un costado y estiró las piernas dentro de las sábanas. Pereti no dijo nada. No percibía nada extraño en su cuerpo, pero se sentía observado. Como si las paredes tuvieran ojos. Ojos acusatorios. Ojos despechados. Las sábanas se empezaron a pegar a su cuerpo. Las corrió. Quedó desnudo, arrugado, mirando al techo. Alguien le tocó la cara. ¿Me querés?, escuchó que le decían al oído. Estiró la mano y prendió la luz: Peggy dormía. ¿Me querés?, repitió la almohada.

-La infección del Goo no tiene cura, no hay patrón a seguir, en cada persona se desarrolla de acuerdo a su personalidad. Es un trastorno grave en la percepción. El mundo exterior cobra vida y se convierte en un espejo de la imagen que cada persona tiene sobre si misma.
-¿Y a Pereti qué le pasó?
-Todos los objetos que lo rodeaban se enamoraron de él. Con un amor enfermizo y agresivo. Seguramente, él estaba enamorado de sí mismo.
-¿Son peligrosos los infectados?
-Nunca se puede saber. Por eso se los mantiene aislados. Cuando descubrió que estaba enfermo, Pereti intentó escapar. Anduvo escondiéndose por la ciudad, pero no podía huir de su piel. No lo pudo soportar. Ahí fue cuando lo conocí. Llegó en muy mal estado. Desnudo y lastimado. En la calle había recibido el ataque de todo tipo de objetos. Lo único que quería era dormir. Tuvimos vaciar la celda.
-¿Cuánto tiempo lo tuvieron encerrado?
-Poco. Ya no quería comer Goo y murió de hambre -el padre hizo una pausa como para dar por terminada la historia -Bueno, ahora vamos a dormir, otro día te cuento de como construimos la torre, justo antes de la tormenta.
-¡Papá! -gritó de pronto el chico mientras se incorporaba en la cama -¡Cuidado!
-¿Qué pasa hijo?
-¡No te muevas! ¡La silla, la silla te está mordiendo la pierna!




Este breve relato fantástico está inspirado en el cuento Veo a un hombre sentado en una silla y la silla le esta mordiendo la pierna (I see a man sitting in a chair and the chair is biting his leg), 1967, de Robert Sheckley y Harlan Ellison, y en las tormentas que el verano pasado y recientemente llenaron de tierra a Bahía Blanca. La foto es de Jimmy Chaban, quien me acercó el cuento.

10 diciembre, 2010

Digresiones sobre un cuento de ciencia ficción que leí cuando vivía en la superficie - parte IV

Parte IV

Era difícil definir los refugios con el lenguaje de la superficie. Tenían el nombre genérico de "Torres". La de la costa del sur bonaerense, donde vivió Pereti, era la Torre Pehuen Co. Podían trasladarse en el mar, por lo tanto eran barcos. Pero también podían anclarse al fondo del océano y contenían en su interior ciudades, lo que las convertía en islas. Sin embargo, las torres respiraban abajo del agua para brindarle oxígeno al interior, entonces se podría decir que eran ballenas gigantes...

-Un día Pereti se encontraba en plena actividad, llenando los tambores de bichos, cuando uno de los animales saltó de la red y le manchó el guante. Según el protocolo de seguridad, su jornada estaba terminada. Debía volver a la torre, someterse a una desinfección y tomarse una semana de licencia y aislamiento.
-¿Si hacía eso se salvaba?
-Seguramente. Cuando yo lo vi ya estaba perdido.

Pereti se miró el guante, lo sacudió un poco para que se desprendiera la parte más gruesa y gelatinosa del Goo y, cuidándose de que nadie lo viera, metió la mano en el agua y la sacó rápido. Listo. En la torre, al término del día, lo esperaba Peggy Flinn. Una rubia a la que le encantaba la plata y le encantaba escuchar al viejo Pereti hablando de si mismo durante horas, tener sexo unos minutos y quedarse dormidos.

-Pereti volvió al atardecer, con los tres tambores llenos y cerrados herméticamente. Dejó su vote amarrado en el puerto, la parte más alta de la torre, y entró. Una vez a salvo de la radiación, se quitó el casco. Se miró al espejo, se arregló el pelo y se secó la transpiración. Cuando sintió el guante mojado sobre la frente, se acordó del incidente de esa tarde. Se miró la frente: nada. Miró una vez más el guante: nada. Peggy lo sorprendió tomándolo de la cintura. Pereti tardó unos segundos en reaccionar y bajaron juntos a la ciudad.

Digresiones sobre un cuento de ciencia ficción que leí cuando vivía en la superficie

Parte III


-Pereti había sido pescador en el puerto de Ingeniero White...
-¿Un puerto en White? ¿Y a dónde se lo llevaron?
-No se lo llevaron a ningún lado. Antes los puertos no flotaban, estaban construidos sobre la superficie y servían para recibir a los barcos, cargarlos y descargarlos.
-¿Y que pasó?
-Casi no quedó nada de todo eso, ruinas. La sequía aniquiló todo. Cuando la tormenta del 2015 terminó con la vida en la superficie, sólo quedamos los constructores de los refugios y los recolectores, que ya estábamos viviendo abajo.


Pereti había sido pescador. El mejor. Incluso cuando la pesca había mermado muchísimo en la ría, él salía y sacaba. Siempre sacaba. Por eso, para Pereti recolectar Goo era tan sencillo que hacía el trabajo de tres jornadas en una sola. En parte por su habilidad y en parte, también, porque no seguía todos los protocolos.


El Goo recién sacado del mar era altamente tóxico. Surgió de una extraña mutación del plancton por la radiación solar extrema y se convirtió en la materia prima para elaborar el alimento universal que salvó a los humanos de la extinción total. Y no solo los salvó, si no que los hizo inmunes a casi todas las enfermedades y alargó la expectativa de vida 50 años. Pereti tenía 105 cuando ocurrió el incidente.


Parte II


-Empezó como una tormenta normal, hacía meses que la ciudad estaba tapada de tierra. La gente sólo salía de la casa a buscar su ración agua. La emergencia era extrema en todo el mundo, pero nunca nadie pensó…
-¿Cuándo lo conociste a Pereti?

-¿Otra vez querés que te cuente la historia de Pereti?

-Sí.

-Te cuento de la tormenta, como se construyó este refugio, como sobrevivimos…

-Mejor contame cómo conociste a Pereti.

-Está bien, Pereti siempre estaba solo…

En medio del océano, estaba completamente solo. Joe Pereti. Abajo el Goo. El alimento perfecto. Todo el día juntando estos bichos de mierda. Los cosechadores cobraban 530 dólares por turno. Más de lo que ganaba un ingeniero. Porque, la verdad, ¿Para qué sirve un ingeniero acá abajo? Pereti se dio cuenta antes que todos.



Parte I

-Lo que pasó fue mucho, mucho peor que una sequía.
-¿Qué es una sequía?
-Hace unos 15 años, mucho antes de que nacieras, caía agua del cielo. Le decíamos lluvia, y esa lluvia hacía que podamos vivir en la superficie. Cuando dejó de llover, la sequía terminó con todo. Nadie pudo prever el desastre.
-¿Vivían en la superficie y no se quemaban con el sol?
-No, antes podías estar horas al sol. Salía a la mañana, a eso le decíamos día, y cuando se ocultaba era la noche. El sol y la lluvia eran fundamentales para producir alimentos. El Goo no existía, comíamos animales y vegetales.
-Puaj, ¿Cuándo lo conociste a Pereti?
-La tormenta fue en el 2010, el país en que vivíamos se llamaba Argentina, y la ciudad Bahía Blanca, estaba a unos 60 kilómetros de acá...

03 diciembre, 2010

El poema de la década

Escrito entre 1999 y 2000, este poema del libro Poesía cilvil de Sergio Raimondi anticipa el hecho económico, político y cultural que abriría la puerta de salida a la profunda crisis argentina: el giro chino que, dejando de lado premisas culturales milenarias, se propone tener una agricultura más eficiente. Esa determinación cambiaba por entonces el paisaje portuario de Ingeniero White, y Sergio escribía esto:


Cargill & Pound

Según el Financial Times, China estaría dispuesta
a importar cereal y abandonar así su antigua política
de total auto – abastecimiento. There is worship
in plowing, escribió Pound, algo así como: “Se adora
al arar”. Y escribió también que Ching Ning, en el dos
mil y algo antes de Cristo, mudó su corte y dijo al iniciar
el mercado un mediodía: Bring what we have not here,
es decir: “Traed lo que no tenemos aquí”. Según análisis
de la corporación Cargill, revelados en un encuentro
realizado en mil novecientos noventa y nueve en Shangai:
a. El precio del cereal cosechado en la zona de Jilin
es un treinta por ciento superior al del mercado mundial;
b. el programa estatal de fomento a la agricultura dilapida
mayores divisas de las que habría que pagar por cereal
importado; c. erosión del suelo, deterioro de las reservas
de agua y una amplia destrucción del ambiente constituyen
las consecuencias del obligado cultivo intensivo;
d. urge un plan agrario más eficaz, con reducción de controles
estatales y promoción comercial con otros países y empresas,
a fin de abaratar los alimentos diarios e impulsar y extender
el gasto de la población hacia otros bienes. When the cranes
fly high, think of plowing. Es probable que, cuando el poeta
escribía, la China arcaica sólo estuviera en su cabeza.
Por ende sólo en su cabeza habría que hallar el alto ciprés
por fuertes muros rodeado, junto a cuya sombra yacen
Fu Hin, quien enseñó a los hombres a cultivar cebada,
y las huellas de esos mismos hombres que aún lo visitan.

05 noviembre, 2010

Esa mujer

Hasta hace un par de semanas nos preocupaban cosas como el lenguaje que utilizaba en Twitter la presidenta o si debía hablar a cámara en las cadenas nacionales. Bueno, finalmente habló a cámara. Habló una persona pasando por el momento más doloroso de su vida. Y conmovió a la gran mayoría.



Los liderazgos populares no nacen de la nada. Necesitan una base sólida de reivindicaciones sociales y un momento de quiebre. El momento en que la persona, por su carisma natural o por algún episodio excepcional, supera a los hechos de gobierno. El momento en el que la presidenta de la Nación se baja del atril, acomoda un par de cuadros de la casa Rosada, se sienta en su escritorio, respira profundo y graba un mensaje destinado a interrumpir, un par de horas más tarde, los preparativos de la cena familiar, cortar al medio la novela o los informativos, silenciar las redacciones. Un mensaje que la convierte durante cinco minutos en Esa Mujer.

Es aventurado presagiar cuánto puede durar el efecto. Todavía no sabemos si esa mujer que fue tan resistida, sobre todo por las mujeres, va a ocupar ese lugar. Pero sin dudas, en estos días de duelo nacional y en estos discursos, algo cambió para siempre.

01 noviembre, 2010

La historia está escrita en el aire




Nadie llora ante un libro de historia. Llorás cuando la historia te atraviesa.

En la misma semana que intervienen quirúrgicamente al primer kirchnerista convencido que conocí, mi viejo, se muere Néstor Kirchner. Demasiada carga emocional, intelectual, física: con el cerebro seco, con los ojos cansados de estar frente a la pantalla. Conmovido por las imágenes de la transmisión continua de la capilla ardiente. Donde sobraron las palabras. Así se siente vivir en tiempo presente un hecho histórico. La carga de simbolismo que hubo en todo esto, es la condensación de la historia de la década.


Con la muerte de Néstor Kirchner, todo el sentido histórico que estaba contenido en una vida terrenal, limitado por la humanidad de una persona, estalló en millones. El líder que se pone en la primera fila del combate y muere en el fragor de la lucha, sólo deja inspiración. La inmolación como última parada de la pasión. Ahora la construcción será colectiva. Cristina conduce, el pueblo la sostiene. Una construcción de brazos abiertos.


Leo, leo, leo, por todos lados, palabras cargadas de bronca, de inteligencia, de miseria, de dolor. Pero me quedo con las imágenes: los mozos de la Rosada llorando, jubilados eternamente agradecidos, veteranos de Malvinas, Madres, Abuelas otra vez frente a la muerte, cientos de pibes y pibas que nacieron a la política con Néstor y que se acaban de hacer mayores de edad, los presidentes latinoamericanos dimensionando la figura del que se fue, los que tuvieron vedada la entrada por no estar nunca a la altura de la historia, Diego agrandando el panteón de los gladiadores, todos los que gritaron porque no correspondía el silencio, todos los que agradecieron, todos los que pronunciaron la palabra dignidad, todos los que lloraban y me hacían llorar a mí. El pueblo dándole fuerzas a Cristina y Cristina, con la fuerza de una leona herida, conteniendo la emoción del pueblo que llora.




Arriba del coche fúnebre, además de flores, había cascos celestes, blancos y amarillos. El cajón subió lentamente al avión. La escena final: ese avión que levantó vuelo en el cielo lluvioso, para devolver a su tierra al cuerpo de un hombre que dejó su vida para transformar este país en un lugar mejor; una imagen de la dignidad nacional recuperada en estos siete años. La contracara del helicóptero que partió de la terraza de la Casa de Gobierno en diciembre de 2001.


18 octubre, 2010

Twitter y el lenguaje de Estado



El tema acá es quién y cómo se encarna la voz del Estado. ¿Siempre que la presidenta se expresa públicamente lo hace en nombre del Estado? ¿Cuándo Cristina habla, habla la Argentina? Yo pienso que no. De ninguna manera una persona puede ser la voz del Estado en todo momento. Por eso, no es el mismo lenguaje que Cristina utiliza en una cadena nacional, en un discurso político, en una entrevista sobre su vida, en la asamblea anual de las Naciones Unidas o en su cuenta de Twitter.

La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, Cristina, la abogada, la legisladora, @CFKArgentina, la militante, la jefa de Estado, la peronista, la mujer. Son todas la misma persona, que se expresa de la forma que considera más adecuada al medio, al contexto y a la audiencia a la que se dirige.

Cuando esos 140 caracteres cambian de soporte, de audiencia y de contexto, sin la debida explicación y sin dimensionar el alcance real de esas palabras, el problema es del medio y no del mensaje.

Una actitud que se le ha criticado a la presidenta es no hablar a cámara en las cadenas nacionales. Siempre habla al público: ministros, intendentes, gobernadores, funcionarios y personas relacionadas con su anuncio. Aunque no sea la forma más efectiva de comunicar, yo reivindico esa escena. Porque ahí está hablando el Estado. Ella es la voz, legitimada por el Estado que la rodea. Y en esos discursos es donde hay que juzgar el lenguaje que utiliza como jefa de Estado.

La presidenta hace el reclamo por Malvinas ante la ONU, con más firmeza que ningún otro, y lo continúan los cancilleres y diplomáticos. Ahí es donde el Estado le habla al mundo. ¿Cómo es posible que Morales Solá compare el "Piratas for ever" que tiró Cristina en Twitter con las palabras Galtieri?

No se puede quitarles el contexto a las palabras. Si querés saber cuál es el lenguaje del gobierno: tenés que leer todos los discursos oficiales. Si querés ver cómo se relaciona con otros países el Estado argentino: mirá el discurso ante la ONU. No Twitter. No una red social, en donde Cristina le habla a 140.000 seguidores.

Lo que dice ahí te puede parecer mejor o peor, te puede parecer adolescente, divertido, una falta de respeto, un atropello a la razón o una genialidad. Pero estamos hablando Twitter: la opinión, sentimientos, apreciaciones, chistes malos, intereses y modismos, de una persona en una red social. Una mujer a la que le toca presidir la Argentina y elige no ponerse en pose.

En Twitter, Cristina se define como "peronista, abogada, presidenta de la Nación", en ese orden. Cuando habló en el Luna Park, empezó diciendo "No vengo a hablarles como presidenta, les voy a hablar como militante". En River, se posicionó como trabajadora. Esas aclaraciones nos están pidiendo más esfuerzo a la hora de escuchar e interpretar.

Tener una presidenta con conciencia del lenguaje, nos debería exigir poder ver sus distintas facetas, entendiendo el contexto y sin sobreactuar las "formas" institucionales.

16 octubre, 2010

Tomá mate con chocolate

Las orquídeas conforman la familia más grande de plantas con flores con aproximadamente 25.000 especies y 60.000 híbridos. La etimología de su nombre tiene que ver con la virilidad y la fertilidad, se presume, por su particular forma.

En la historia esta flor tuvo muchos usos: en la antigüedad tenía fines ornamentales, medicinales y afrodisíacos. La vainilla, utilizada por los Aztecas para aromatizar el chocolate, fue llevada a Europa por los conquistadores. En Europa, el interés por ellas se despertó hacia 1700, cuando se convirtió en un objeto preciado por las clases altas, quienes debían construir un orquideario como una obligación acorde con su estatus. Con el avance de la ciencia, en el siglo XX se convierte en una industria.

En argentina una empresa creada en 2003, produce más de 50.000 orquídeas por año, cuarenta variedades, híbridos y clones. Lleva registradas más de una docena de variedades creadas en un laboratorio propio de micropropagación (biotecnología).

Este productor, que desarrolló su industria durante los siete años que llevamos de kirchnerismo, creó una nueva especie a la que bautizó Onzelumia Orquidácea CFK (en honor a Cristina), certificada por The Royal Horticultural Society, única organización mundial en la materia.

"Es una variedad recientemente creada y registrada en mi honor. Tomá mate con chocolate."



(La idea de este post era hablar del twitter de la presidenta y el lenguaje de Estado, pero se me fue medio al carajo, así que en breve continúa con eso)

14 octubre, 2010

Huele a jardín luxemburgués






El Gran Ducado de Luxemburgo es un pequeño país de Europa (el séptimo más chico): un puntito en el mapa de unos 2.586 kilómetros cuadrados y casi medio millón de habitantes, ubicado entre Francia, Alemania y Bélgica. Gobierna una monarquía constitucional y parlamentaria. Tiene una economía muy desarrollada basada en la industria de acero y la química, baja desocupación, crecimiento moderado y baja inflación. Alberga las sedes centrales de varias corporaciones multinacionales.

Además posee el Producto Bruto Interno per capita más alto del mundo y es el único país que puede pagar el 82% móvil de las jubilaciones. Así las cosas.

04 octubre, 2010

Es la economía, estúpido

Las últimas tres novelas que leí/reseñé tienen que ver con los '70: las dos de Alan Pauls (Historia del llanto e Historia del pelo) y la de Pola Oloixarac (Las teorías salvajes). Ahora es el turno de Blanco nocturno, de Ricardo Piglia.


Las primeras tres, a su manera, intentan abrir grietas en la #victoriacultural del relato de la izquierda sobre la dictadura y la militancia setentista.

Pola hace una revisión crítica, en cuanto relato que simplifica la realidad proponiendo una épica de héroes y malvados, que no puede dar cuenta de los procesos históricos que continuaron hasta el presente. "Tener una izquierda triunfal en el ámbito cultural tiene consecuencias peores que simplemente malas películas".

Mientras que, Pauls busca los caminos laterales de la intimidad y el relato autobiográfico de un chico/adolescente/joven que
no vivió los '70 como después los leyó: siguiendo el manual del militante revolucionario.

La última novela de Ricardo Piglia,
Blanco nocturno, toma otro camino y otra temática para abordar la misma década. Muy lejos de la vanguardia estilística de Pola y del relato autobiográfico de Pauls, Piglia se para en el centro mismo del campo literario argentino para hablar del campo y dice: "Mi gesto de vanguardia es hacer una novela tradicional".

Blanco nocturno es un policial a veces clásico, otras negro, que transcurre en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, en el medio del campo. Con personajes arquetípicos (el detective, su ayudante, la familia rica y poderosa, el foráneo muerto, los sospechosos) y otros clásicos de Piglia como el periodista Renzi.

Pero el elemento que trae al presenta a esta historia, extemporánea y escrita en un género anacrónico, es la motivación del crimen: un asesinato financiero, que responde más a un orden macro-económico que a las pasiones personales.

La tierra como valor de cambio y elemento de poder en la Argentina de los '70, el intento levantar una fábrica de autos en el medio del campo con una economía atada al dólar, especulaciones financieras, plata no declarada: son parte de la intriga de la novela. Intriga que se pone en juego en disputas familiares de antaño.

"La historia política argentina se movía a ras de tierra, mientras los acontecimientos pasaban por arriba como una bandada de golondrinas que emigran en invierno, y los habitantes del pueblo representaban y repetían sin saberlo viejas historias."

Esta novela, que se desarrolla en la antesala de la vuelta de Perón (1971), atraviesa un momento de re estructuración económica que luego, con la profundización del modelo liberal, marcaría la marcha del país en los siguientes 30 años. Los mecanismos de defensa de esa estructura de poder económico fueron los que intentaron desestabilizar al gobierno actual en 2008, utilizando la figura mítica de "El Campo".

"Lo que hay en la novela son algunos elementos que luego, con el conflicto del campo, se actualizaron. Y en verdad es un tema permanente. Tiene que ver con la propiedad de la tierra, negocios con la tierra. Yo no intenté ser anacrónico, pero digo un poco en broma que esta es mi novela sobre el campo, mi intervención en el debate del conflicto del campo", dice Piglia en una entrevista de Claudio Zeiger para Radar Libros.

No creo que sea productivo buscar en
Blanco nocturno llaves para leer el conflicto del gobierno con las patronales agrarias/mediáticas. Simplemente, se puede llegar hasta ahí siguiendo la clave de la economía de los '70. Clave que Piglia, desde el centro de la escena, pone en el centro del campo literario para dialogar con la ficción actual y tensionar los relatos establecidos.

***

"Las determinaciones económicas, geográficas, climáticas, históricas, sociales, familiares pueden, en ocasiones muy extraordinarias, concentrarse y actuar en un solo individuo. Ése es mi caso. (dictado a Schultz)", por Luca Belladona.

18 septiembre, 2010

El fetichismo de la memoria




Para representar el estereotipo del militante setentista, Peter Capusotto se pone una peluca ondulada, un bigote fornido y listo: es Bombita Rodríguez, el Palito Ortega Montonero.

¿Una época puede leerse en una peluca? En su color, su textura, su uso. Acabo de leer Historia del pelo de Alan Pauls, lectura que me llevó a ver la película Los Rubios de Albertina Carri y a pensar sobre el tema. La memoria como un fetiche rubio, imposible de peinar.

El libro de Pauls es parte de la serie que comenzó con Historia del llanto y terminará con Historia del dinero. Estas novelas breves intentan abordar la década que marcó los últimos 30 años de la política y la economía argentina, huyendo de los discursos establecidos y contra-establecidos hacia una intimidad atravesada por la historia.

Historia del pelo no tiene la solidez de la primera novela que, a pesar de ser fragmentaria y por momentos difusa, expresa con una fuerza demoledora el problemático cruce entre autobiografía-ficción-realidad e historia. Esa fuerza que comparte la película de Carri, un documental sobre la memoria que se anima a desafiar al testimonio de las víctimas como puerta al pasado.

La novela es un continuo de recuerdos, imágenes y situaciones que nos lleva sin respiro hasta el punto final. Como una cabellera que nunca fue cortada: mechones brillantes, otros demasiado largos, graciosos o filosos. La unidad la da el personaje principal y su obsesión con el pelo, y el escritor con su obsesión con la frase.

En el medio: pelo, peluquerías, peinados, frivolidad, abortos, desamor, veteranos de guerra, pelucas, pelo y más pelo. "En el siglo XX se descubrió que lo banal es la materia de la que están hechas todas las cosas, incluso las historias. La literatura argentina aprendió eso con Manuel Puig."

El último tramo de la novela puede ser un claro ejemplo de esta afirmación. Cuenta uno de los hechos que dio inicio a la década: el destino de a la peluca que utilizó Norma Arrostito para el secuestro y asesinato de Aramburu.

(...)
"Lo tienta la época. Lo tienta la posibilidad, que las novelas suelen delegar en una serie de máquinas complicadísimas, llenas de riesgos y no necesariamente eficaces, de volver a una época que venera y que siente que no vivió, o que hubiera querido vivir de otro modo, o quizás sólo con otro corte de pelo..."
(...)

16 agosto, 2010

¡Honor, honor al gran Cabral!


La marcha de San Lorenzo es la canción patria que más me gusta. No sólo por su música, sino, sobre todo, por su letra.

San Martín es uno de los próceres absolutamente indiscutidos de nuestra historia. Su nombre trasciende su vida. San Martín no es un hombre de carne y hueso, es una idea que fundamenta el país en el que vivimos. Sin embargo, esa idea que se inscribe en el relato épico de la liberación de América tiene un párrafo dedicado a un soldado raso. Un cabo como cualquier otro: Cabral. Sin Cabral no hay San Martín, y eso es lo interesante.

La aparición de Cabral en la batalla de San Lorenzo como el salvador de la libertad naciente de todo el continente funciona como una respuesta a las Preguntas de un obrero ante un libro de historia, de Bertolt Brecht:

"(...)
El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él sólo?
César venció a los galos. ¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II ganó la Guerra de los Siete Años. ¿Quién la ganó además?
Una victoria en cada página. ¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años. ¿Quién paga sus gastos?
Una pregunta para cada historia."


Obviamente, San Martín tampoco resistió solo la arremetida de las tropas realistas
en el convento de San Carlos. Esa falta de personajes secundarios que Brecht le reclama a la Historia de los grandes hombres, está patente en la marcha de San Lorenzo.

La canción tiene tres estrofas. Veamos: en la primera, Febo asoma... se prepara el ejército de granaderos a caballo bajo el mando de San Martín. En la segunda: la batalla, las tropas inscriben en la historia su página mejor. Pero la tercera estrofa, que debería glorificar el valor del gran San Martín por sobre todos los mortales, pone el ojo de la historia sobre el cabo Cabral, soldado heroico, que muere anónimo como tantos otros, pero su nombre se hace inmortal.

(Disculpen la versión de Lerner, es la única que encontré subtitulada, igual la parte de Cabral la canta María Helena Walsh)

14 agosto, 2010

Los '90 decapitados

Hace diez años, cuando Catupecu Machu sacó Cuentos decapitados muchas cosas eran distintas: yo tenía 15 años, MTV era un canal que pasaba videos de música y, si te gustaba algún tema de una banda, ibas a Musimundo y te comprabas el CD para ver qué onda. Otra década.

Cuentos decapitados fue el último disco de rock nacional de los '90. Rock potente con buenas letras, sin miedo a la experimentación y ¡con un tema oculto al final del disco!.


(En ese entonces, las bandas ponían creatividad en los videos porque eran su principal forma de difusión)


El año pasado Catupecu tocó en Monte para la fiesta de la primavera y escribí que me parecía la mejor banda argentina actual.

01 agosto, 2010

La construcción del verbo: somos

Lo que me preocupa desde arriba del cerro
a esta hora de la tarde
es el orden de los campos
de la lengua.

Me siento en una piedra grande
y tomo Sprite en una botella de plástico no retornable
que puede contaminar la tierra por siete mil millones de años.

Puedo modificar la naturaleza: ¿Soy Dios?
Creo que no.

Dios nunca trabaja. Dios es como
un campo sin alambrados; ese campo
que todos somos, de tierra fértil arrendada.

En la palabra campo está la encrucijada:

la fuerza primera de la vocal argentina, la
apertura final hacia el infinito
y en el medio el trabajo.

Desde la ruta se ve como
veinte, treinta, cincuenta personas
cosechan la papa negra de la tierra fértil
con las manos, con la remera de turbante
por el sol; en sus manos el pan no se multiplica
la naturaleza se vuelve mercancía.

Ellos tampoco son el campo.

El campo somos todos los que alguna vez
germinamos un poroto en un frasco de mayonesa
los que alguna vez compramos una estancia
con billetes de colores.

Si fuera un poeta kirchnerista
vería en la inagotable llanura
el principio
(…)
y el fin

Escribo:

El primer principio para un estudio
del devenir del ser nacional: La conciencia

“Somos el campo”

10 julio, 2010

¡Cerdos!

Gabriela Marrón es docente de Latín en la UNS y hace unos días empezó a publicar en Facebook la serie "Guarradas puéticas de la antigüedad grecolatina", donde traduce a clásicos como Horacio, Marcial y Catulo.

Parece que estos renombrados ejemplares de la cultura latina no tenía tantos pruritos como se tienen por estos días, unos 2.000 años después, en cuanto a la homosexualidad y otras yerbas.

Las traducciones de Gabriela son geniales. Compartimos algunas (¡Qué hubiera de dicho la prensa argentina de Catulo!):

Catulo, poema 16

Me los voy a coger y me la van a chupar, Furio, pedazo de puto, y Aurelio, flor de maricón. Como mis versitos son voluptuosos, pensaron que era un desvergonzado. El poeta debe ser juicioso y virtuoso, pero no tienen por qué serlo sus versos. Estos resultan más picantes y sabrosos precisamente cuando son voluptuosos y desvergonzados, porque entonces pueden incitar el ardor del deseo, no digo que en los jóvenes sin bozo, pero sí en esos viejos peludos que ya no pueden ni mover la cintura. ¿Así que ustedes leyeron "millares de muchos besos" y pensaron que yo era menos macho? La tienen adentro, sigan chupándola.


Pedicabo ego uos et irrumabo,
Aureli pathice et cinaede Furi,
qui me ex uersiculis meis putastis,
quod sunt molliculi, parum pudicum.
nam castum esse decet pium poetam
ipsum, uersiculos nihil necesse est;
qui tum denique habent salem ac leporem,
si sunt molliculi ac parum pudici,
et quod pruriat incitare possunt,
non dico pueris, sed his pilosis
qui duros nequeunt mouere lumbos.
uos, quod milia multa basiorum
legistis, male me marem putatis?
pedicabo ego uos et irrumabo.



Epigrama 67 (libro 7)

La torta de Filenis le rompe el culo a los tipos y, mas caliente que un marido al palo, se emperna once minas por día. También se ensucia con tierra, jugando arremangada a la pelota. Hace girar fácilmente con su brazo las pesadas mancuernas de los atletas y, embarrada en la apestosa palestra, recibe los golpes del entrenador cubierto de aceite. No cena ni se acuesta antes de haber vomitado casi siete vasos de vino, y piensa que puede volver a empinar el codo después de entrarle a dieciséis albóndigas. Eso sí, después, cuando se pone caliente, nunca se chupa una pija: le parece poco masculino. Y, en cambio, bien que le come la concha a las mujeres. Los dioses te den cerebro, Filenis: ¡pensás que es de macho andar lamiendo cajetas!

Pedicat pueros tribas Philaenis
et tentigine saevior mariti
undenas dolat in die puellas.
Harpasto quoque subligata ludit,
et flavescit haphe, gravesque draucis
halteras facili rotat lacerto,
Et putri lutulenta de palaestra
uncti verbere vapulat magistri:
nec cenat prius aut recumbit ante,
quam septem vomuit meros deunces;
ad quos fas sibi tunc putat redire,
cum coloephia sedecim comedit.
Post haec omnia cum libidinatur,
non fellat putat hoc parum virile,
sed plane medias vorat puellas.
Di mentem tibi dent tuam, Philaeni,
cunnum lingere quae putas virile.




Horacio, Epodo 8

¿Y vos, que pasados tantos siglos, más que madurar te pudriste, preguntás por qué languidecen mis fuerzas, cuando tenés los dientes oscuros, la añosa vejez te surcó la frente de arrugas, y el agujero de tu culo deforme bosteza entre tus cachas, fláccidas como bifes crudos? El mérito es de tu delantera, de esas tetas caídas como ubres de yegua, de tu panza fofa, de esas patas flacas con tobillos anchos.

¡Que tengas suerte! ¡Ojalá que imágenes triunfales presidan tu cortejo fúnebre y que ninguna matrona ande adornada con perlas más redondas que las tuyas!

¿Y qué? ¿Porque a los estoicos libritos les encante acostarse entre almohadoncitos de seda, se me van a tensar menos los analfabetos nervios, o se me va a caer menos la pija? Para que ésta se levante de la orgullosa ingle, te la vas a tener que trabajar con la boca.

Rogare longo putidam te saeculo,
viris quid enervet meas,
cum sit tibi dens ater et rugis vetus
frontem senectus exaret
hietque turpis inter aridas natis
podex velut crudae bovis.
sed incitat me pectus et mammae putres
equina quales ubera
venterque mollis et femur tumentibus
exile suris additum.
esto beata, funus atque imagines
ducant triumphales tuom
nec sit marita, quae rotundioribus
onusta bacis ambulet.
quid? quod libelli Stoici inter Sericos
iacere pulvillos amant,
inlitterati num minus nervi rigent
minusve languet fascinum?
quod ut superbo provoces ab inguine,
ore adlaborandum est tibi.