04 octubre, 2010

Es la economía, estúpido

Las últimas tres novelas que leí/reseñé tienen que ver con los '70: las dos de Alan Pauls (Historia del llanto e Historia del pelo) y la de Pola Oloixarac (Las teorías salvajes). Ahora es el turno de Blanco nocturno, de Ricardo Piglia.


Las primeras tres, a su manera, intentan abrir grietas en la #victoriacultural del relato de la izquierda sobre la dictadura y la militancia setentista.

Pola hace una revisión crítica, en cuanto relato que simplifica la realidad proponiendo una épica de héroes y malvados, que no puede dar cuenta de los procesos históricos que continuaron hasta el presente. "Tener una izquierda triunfal en el ámbito cultural tiene consecuencias peores que simplemente malas películas".

Mientras que, Pauls busca los caminos laterales de la intimidad y el relato autobiográfico de un chico/adolescente/joven que
no vivió los '70 como después los leyó: siguiendo el manual del militante revolucionario.

La última novela de Ricardo Piglia,
Blanco nocturno, toma otro camino y otra temática para abordar la misma década. Muy lejos de la vanguardia estilística de Pola y del relato autobiográfico de Pauls, Piglia se para en el centro mismo del campo literario argentino para hablar del campo y dice: "Mi gesto de vanguardia es hacer una novela tradicional".

Blanco nocturno es un policial a veces clásico, otras negro, que transcurre en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, en el medio del campo. Con personajes arquetípicos (el detective, su ayudante, la familia rica y poderosa, el foráneo muerto, los sospechosos) y otros clásicos de Piglia como el periodista Renzi.

Pero el elemento que trae al presenta a esta historia, extemporánea y escrita en un género anacrónico, es la motivación del crimen: un asesinato financiero, que responde más a un orden macro-económico que a las pasiones personales.

La tierra como valor de cambio y elemento de poder en la Argentina de los '70, el intento levantar una fábrica de autos en el medio del campo con una economía atada al dólar, especulaciones financieras, plata no declarada: son parte de la intriga de la novela. Intriga que se pone en juego en disputas familiares de antaño.

"La historia política argentina se movía a ras de tierra, mientras los acontecimientos pasaban por arriba como una bandada de golondrinas que emigran en invierno, y los habitantes del pueblo representaban y repetían sin saberlo viejas historias."

Esta novela, que se desarrolla en la antesala de la vuelta de Perón (1971), atraviesa un momento de re estructuración económica que luego, con la profundización del modelo liberal, marcaría la marcha del país en los siguientes 30 años. Los mecanismos de defensa de esa estructura de poder económico fueron los que intentaron desestabilizar al gobierno actual en 2008, utilizando la figura mítica de "El Campo".

"Lo que hay en la novela son algunos elementos que luego, con el conflicto del campo, se actualizaron. Y en verdad es un tema permanente. Tiene que ver con la propiedad de la tierra, negocios con la tierra. Yo no intenté ser anacrónico, pero digo un poco en broma que esta es mi novela sobre el campo, mi intervención en el debate del conflicto del campo", dice Piglia en una entrevista de Claudio Zeiger para Radar Libros.

No creo que sea productivo buscar en
Blanco nocturno llaves para leer el conflicto del gobierno con las patronales agrarias/mediáticas. Simplemente, se puede llegar hasta ahí siguiendo la clave de la economía de los '70. Clave que Piglia, desde el centro de la escena, pone en el centro del campo literario para dialogar con la ficción actual y tensionar los relatos establecidos.

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"Las determinaciones económicas, geográficas, climáticas, históricas, sociales, familiares pueden, en ocasiones muy extraordinarias, concentrarse y actuar en un solo individuo. Ése es mi caso. (dictado a Schultz)", por Luca Belladona.

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