“Es posible que, al fin, me convierta en un escritor revolucionario. Pero eso tiene un comienzo muy poco noble, casi grosero. Es posible trazar el proyecto de un arte agitativo, virulento, sin concesiones. Pero es duro llevarlo a cabo. Exige una capacidad de trabajo que todavía no poseo.
Me refiero principalmente a métodos de trabajo. Hace años vengo luchando por eliminar cosas que formaban una “infraestructura errónea”, la bebida, el cigarrillo, los malos horarios, la pereza y las postergaciones, la autolástima, el desorden, la falta de disciplina; la consiguiente falta de alegría y de confianza; todo ensamblado en una estructura mental que seguía siendo burguesa.
Este año solo he progresado en dos cosas. No bebo lo que a mejorado mi salud. (...) Empiezo a asimilar lo básico del marxismo y mi nivel de conciencia es hoy mucho mayor. Estoy mucho más jugado”
Diario de Rodolfo Walsh
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