06 agosto, 2007

ITINERARIO URBANO

En esta época de fotos satelitales y mapas vivos, proponemos uno más austero pero no por eso menos efectivo

(…) la oposición entre “lugar” y “espacio” remitirá más bien, en los relatos, a dos tipos de determinaciones: una, por medio de los objetos que podrían finalmente reducirse al estar ahí de un muerto, ley de un “lugar” (de la lápida al cadáver, un cuerpo inerte siempre parece fundar en occidente, un lugar y hacerlo en forma de tumba); otra por medio de operaciones que, atribuidas a una piedra, a un árbol o a un ser humano especifican “espacios” mediante las acciones de sujetos históricos (un movimiento siempre parece condicionar la producción de un espacio y asociarlo con una historia).

De Certau, Michel, La Invención de lo cotidiano.

Ría Revuelta propone: recorrer espacios, reponer la historicidad de cada “lugar” en la ciudad a través del relato de una voz que ponga en escena los movimientos, las discontinuidades, las contingencias, lo propio de las prácticas vitales que quedan fuera del mapa turístico mercantil, del relato histórico oficial y la mirada dominante panóptica.
¿Cómo sería un mapa bahiense convertido en itinerario, lleno de dibujos, marcas, tachones, líneas y frases?
Hoy para empezar tenemos el relato del memorioso Pedro Caballero (Zamora, 1941), ex trabajador del ferrocarril, quien nos cuenta acerca de “Los Pinos” famoso refugio de amantes furtivos que fue demolido en los 70´s en la zona de puerto Galván, Ingeniero White:

Vos mirá lo que es la memoria. Yo tengo buena memoria. Hoy agarré el diario esta mañana, “Avisos Fúnebres”, había un aviso: “Rafael Mancino”. Pelusa.

Y me vino a la memoria en seguida… el padre de ese se murió en el año ’56, era taxista, tenía dos mellizos, este que murió y otro más. Y llevaba a… se le decía Los Pinos, porque había cuatro pinos, a la bajada del puente de Galván, ahí estaba, hasta el año ‘70 estuvo, después lo demolieron. Era una construcción antigua. No había mujeres ahí, o sea que las llevabas vos. Y el taxista llevaba una “alternadora” de acá, una vitrolera, Norma creo que se llamaba, con un tipo… Va a cruzar el paso a nivel para bajar y venía un frutero… y lo agarró BUM, lo desparramó, lo mató. El alemán que llevaba se salvó, que iba con la tipa, el alemán del barco. Él murió enseguida, y la otra murió a la semana.
Mirá vos, 29 de Septiembre del ‘56. Yo me acuerdo haber leído el aviso fúnebre también en esa época. Vos mirá los vericuetos que tiene la memoria de uno…

Epitafio al caminante

VIATOR!

Cada vez que pases frente al acceso a Galván
detén un minuto tu marcha y recuerda la historia
de Mancino, Norma, el Frutero y el Alemán.
No olvides, que tú también has de emprender pronto
el último viaje hasta aquí abajo.

[Material recogido del archivo oral del Museo del Puerto de Ingeniero White]

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