Interesante nota sobre poesía en el adñ
Modelo para armar
Detrás de casi todas las editoriales de poesía hay autores deseosos de mostrar su obra y la obra de sus contemporáneos. En Huesos de Jibia, el citado Cassara; en Siesta, Santiago Llach y Marina Mariasch; en Gog y Magog, Laura Lobov, Miguel Ángel Petrecca y Julia Sarachu; en Sigamos enamoradas, Cecilia Romano, Mercedes Araujo y Marina Serrano. Los ejemplos son muchos, y casi todos explotan también formas de difusión "satélite", como los blogs y los recitales. Un caso emblemático es el de la editorial VOX. Comandada por Gustavo López, fue creada en Bahía Blanca en 1998, momento de auge de la llamada poesía de los 90. "No concebimos a VOX como una editorial sino más bien como un proyecto cultural que trabaja para la poesía -dice López-. Este proyecto incluye ciclos de recitales, seminarios y talleres, trabajo crítico, participación en ferias, traducciones y edición de una publicación digital. Dentro de esta estrategia, entendemos que los libros especiales, pero que a la vez sean de bajo costo, son los ideales para atraer un poco más al lector". Los libros de VOX son como mamushkas. Para llegar al texto hay que abrir cajitas y correr piolines, y siempre vienen acompañados de señaladores, posavasos y varios etcéteras. "Con el diseñador Carlos Mux jugamos a hacer libros. A veces, desde un enfoque casi infantil, buscamos que los diseños nos gusten. Nunca perdemos de vista un gesto de amabilidad con el lector", cuenta López. VOX surgió a la par de Siesta y las ediciones de Belleza y Felicidad a mediados de la década pasada, empujada por una camada de poetas jóvenes que no tenían lugar para mostrar su producción en las editoriales mainstream. Había entonces una cierta efervescencia poética que coincidió con el abaratamiento de las tecnologías del libro y el inicio del apogeo del diseño como disciplina. Para Belleza y Felicidad, que repartía hojitas fotocopiadas, la premisa parecía ser "distribuir como sea". Poco después la siguió la editorial Eloísa Cartonera, "el pos-diseño, el anti-diseño, el libro barato y accesible", en palabras de Llach.
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Por María Eugenia García
Para LA NACION
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