Volviendo al tema de la literatura argentina (y podría decirse que también de cualquier otra parte), me parece que la cuestión es que hoy, después de algunos siglos de primacía, desde los 80 o 90 la literatura ha dejado de ser la brújula de la cultura de la época y se ha transformado en una de las tantas manifestaciones culturales que hay, pero ya sin ser el centro del sentido.
Y eso sí es un signo histórico que se va manifestando cada vez con más claridad. No se trata de que Amis, Ishiguro y Roth (o Murakami o Houelebecq, o quien quieras de los que hoy están en plena producción) sean inferiores a Joyce, Proust, Borges o Kafka (o Svevo o Faulkner o Sartre –el literato–, o Nabokov, por nombrar algunos pocos nombres de los “grandes” en serio), sino que cuando esos grandes escribían la literatura era un apuesta central del sentido del mundo. Hoy a nadie le importa que está escribiendo Lemebel o Guillermo Martínez (para poner dos opciones extremas, pero poné el nombre intermedio que quieras). Salvo a los editores de los suples, a los autores de los blogs de comentario literario, a los compiladores de antologías y a los profesores de letras (es decir, unas mil personas en todo el país), la literatura contemporánea no le mueve un pelo a nadie.Una breve discución que surgió del comentario de Daniel Molina en Hotel Tomas
2 comentarios:
"que está escribiendo Lemebel" x "qué está escribiendo..."
no sos profe de literatura o algo así?
y vos quien sos? nabo.
Publicar un comentario