Había tres bondis, unas 140 personas y nos teníamos que distribuir para ir hasta La Plata a ver al Indio Solari. Teníamos unas 10 o 12 horas de viaje, dependiendo siempre de la nobleza de los colectivos (esos Río Paraná del año de los Australes).
Mi consciencia me interrogó.
-- Ojalá que no nos toque viajar con ese grupito que están todos quemados.
-- ¿Qué puede llegar a pasar?
-- ...
Había un 33,33 % de probabilidades. Todavía estoy puteando a la suerte.
Me senté y no recliné el asiento. Pero cuando la de adelante sí lo tiró para atrás, me lo puso de babero, así que no me quedó otra. Y el babero se lo puse al de atrás. Se hizo como un dominó de baberos.
Arrancó. Agarró por la 51, esa que pasa por Cabildo, el Dique, Pringles...
De repente comenzaron a arremolinarse espesas bocanadas de humo. Humo de cigarrillo y humo de marihuana. Las ventanas no alcanzaban a cambiar el aire, así que, de alguna manera, fumamos todos.
Miré para atrás, desde donde venía la niebla y ahí estaba el grupo de quemados. Eran unos cinco o seis. Todos tenían en el pecho la misma inscripción: "Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota".
"Vamo lo Redoooo, lo Redoooo, lo Redooo, vamo lo Redooo", cantaron desde que salimos del Parque de Mayo hasta llegar a la avenida 32 de La Plata.
Además, iban tomando vino, cerveza y cocaína. Estaban endiablados.
Artísticamente el recital estuvo en 7 puntos. Los temas solitas de Solari no dicen mucho, aunque los clásicos de Los Redondos siempre está bueno escucharlos en vivo.
Lo que llama mucho la atención es la gente. Saltan, se enloquecen, poguean unos en contra de los otros y cantan y aplauden hasta el punto en que no se escucha nada de lo que viene desde el escenario. Además, prenden bengalas, tiran tres tiros y bombas de estruendo. La mayoría están quemados.
A pesar de sus 59 años, al Indio todavía le falta mucho para imponer sus producciones solistas. Mientras tanto sigue haciendo dinero con los clásicos (Jijiji, Mariposa Pontiac, Ñam fri fru fi, etc) y con la idea de que algún día van a volver. No lo dice, pero juega con eso.
Extorsiona a sus fans con un par de temas viejos y les mete los nuevos.
El Indio es el dictador del rock. Y las masas, alcoholizadas y merqueadas en su gran mayoría, le responden (había más de 50 mil personas en el Estadio Unico).
No lo soñé.
6 comentarios:
Espectacular. Juan me contó. Me alegro que lo hayan disfrutado.
"El Indio es el dictador del rock", gran frase. Y muy cierta. Con los años, encerrado en su bunker de paredes altas, el Indio se ha puesto cada vez más reaccionario con las masas que le arruinaron la carera a los redondos (lo que me parece perfecto). Pero sigue viviendo de ellas.
No coincido con lo de la carrera solista "El tesoro de los inocentes" es muy bueno, mucho mejor que los últimos de los redondos.
alta crónica. Y debo decir que no sabia todo lo que cuentan sobre el Indio. Se me hizo una especie de Perón del Rock. ja!
Sí señor, Perón pero sin justicia social.
Esta crónica se parece a las descripciones de la barbarie que hacían los aristocráticos viajeros europeos en sus viajes a las pampas...
Puede ser, pero los indios no se merqueaban. Luchaban con arco, caballo y flechas.
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