Hace unos días los medios reflejaron la polémica: el hijo de Hugo del Carril (el autor de la marcha peronista) quiso prohibir que Néstor Kirchner la usara porque no era "digno" de ella. El martes, durante la visita de la presidenta Cristina Fernández, no hizo falta la prohibición. Los bombos estaban afuera del teatro Municipal y adentro, los violines.
Todo había empezado temprano en la cancha de Liniers. A las cuatro de la tarde la custodia oficial organizaba la llegada de Cristina, los inspectores hacían de balizas humanas y abundaba el color verde.
El gran operativo de Gendarmería ocupaba todos los espacios de la cancha. Intenté hablar al menos con tres gendarmes y la respuesta fue siempre la misma:
-Esperá que le pregunto a mi superior.
Y unos segundos después:
-Disculpá, no podemos hablar.
Pasadas las 17:30 se sintía la inminencia de la llegada. Prendieron las luces del estadio, la gente se asomaba a las ventanas de los edificios, la fila de gendarmes frente al portón principal de la cancha se incrementaba.
-Pedile a Cristina que no rompa la cancha –me decían los pibes de la escuelita de fútbol de Liniers.
-¡Que me compre una Play 3!
-¡Que me haga jugar en Primera!
-¡Un autógrafo!
En el complejo chivo había un baño preparado para que Cristina se arreglara. Estaba cerrado con llave. Cuando tres chicas del club quisieron entrar, chocaron contra la puerta negra.
-Es para la presidenta...
-¡Nosotras somos la presidenta! –contestaron y se fueron.
No había mucha prensa. LU2 transmitía desde un ventiluz de los vestuarios y yo filmaba a través de un vidrio roto, desde las cabinas. Los únicos autorizados a entrar eran los de la prensa oficial.
De pronto llegó el helicóptero y Cristina partió rápido. Sin pasar por el toilette.
Me fui en la moto hasta San Roque. Estaban los muchachos de la UOCRA: mucha bandera verde, mucho bombo, todos con Cristina, todos con Perón.
De ahí, al teatro Municipal. El reloj andaba por las 18.
Los más ruidosos eran los del "Movimiento Evita" de Coronel Dorrego, que cerraron filas en la plaza Payró. En la entrada la gente se agolpaba para que los dejaran pasar. Por debajo de las vallas había un contrabando de invitaciones. Algunos pedían por favor, otros llevaban cinco horas esperando.
En las plateas del teatro abundaban los trajes. Los funcionarios acechaban en las primeras filas para lograr la foto con Cristina. En el segundo piso estaba la hinchada del intendente, más algunos jóvenes. Y en el gallinero, la gente "común".
Primero intenté entrar en el palco de los fotógrafos, al lado del escenario. Duré cinco segundos. Un hombre alto, de traje, miembro del ceremonial de Presidencia, me increpó:
-¿Y vos quién sos? Acá periodistas no, ¡eh! Salí de acá, periodistas no.
-Pero... son todos periodistas –le dije.
-No, son fotógrafos. Salí de acá.
Después quise filmar desde las plateas. Y tuve el mismo éxito. Así que terminé en el palco oficial.
El acto (más allá de los discursos, los regalos, los aplausos fingidos) tuvo un par de particularidades:
1) pasaron un video de ciencia ficción que proyectaba las obras que se realizarían en la ciudad: si hacen la mitad, Bahía será la nueva Beijing en el sur argentino.
2) en un momento el jefe de Gabinete Sergio Massa claramente empezó a aburrirse; miraba a los costados y no levantaba las manos ni para aplaudir a la presidenta. Y el diputado provincial (y candidato a repetir) Marcelo Feliú y el director del Bapro Dámaso Larraburu, se sentaron codo a codo, a los codazos por el beso de Cristina.
Fue un acto político bastante atípico. El “clamor popular” se cambió por la calidad de los artistas bahienses: el pianista Joaquín Panessi y el violinista Xavier Inchausti.
Afuera hacía frío. El eco de lo tambores y las cornetas se sentía en los pasillos, pero no llegaba a sala.
Este texto es el complemento de la cobertura de la visita de Cris a Bahía para lanueva.com, lo escribí para el "Blog Colectivo".
3 comentarios:
que bueno que esta el video.
la cara de los tres momias cuando tocan el piano.
me encantó el que basaba su voto en el nivel de chamuyez de los políticos.
Jimmy, cuando tocan el piano Scioli se pone a leer, no le da ni pelota. Y Massa estaba dormido, o drogado.
Alberto, atrás del pibe ese pasó uno que me dijo "eh loco, filmame este faaaaaaaaaaasssssssooooooo", pero justo había apagado la camara
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