06 junio, 2011

Bombita

En el 2009 andaba en la búsqueda del gen peronista que, suponía, tenía dormido desde los '90 en algún lugar de mi ADN. Entonces escribí dos posteos (1, 2). En el segundo decía algo así:

No encuentro otra forma de lograr una identidad que no sea leyendo. Nunca podría ser parte de un movimiento político que no tenga su propia literatura. El kirchnerismo recuperó una línea histórica más densa y representativa, le devolvió el lenguaje político a la política. El kirchnerismo me obligó a leer, para saber si pertenezco.

Al final, resultó que todos pertenecíamos. Que el kirchnerismo se llenó de literatura, pero no con los nuevos narradores, sino con Belgrano, con San Martín, con El Eternauta. Entonces, con nuestro héroe colectivo a cuestas, todos marchamos por las mismas calles y todos cantamos los cantitos militantes. A veces, sin demasiada reflexión.

Como en la cancha, pero en la calle, mientras el bombo desafina entre las banderas, las palabras retumban cargadas de significado, atravesadas por la historia y tensionadas por el lenguaje popular. Si gritamos levantando una bandera es porque queremos que nuestro mensaje se escuche. Entonces, vale ponerse a pensar qué mensaje queremos dar.

La variedad de cantitos es mucha: hay algunos con más épica, otros con más tablón, otros con humor. Pero hay dos que me parecen significativos para indagar un poco qué pasa entre las juventudes kirchneristas y el lenguaje.

El primero es un revival setentista:

"¡Con los huesos de Aramburu [bis] vamos a hacer una escalera [bis], para que baje del cielo nuestra Evita montonera!"

¿A qué jóvenes del 2011 le hablamos cuando decimos que la gloriosa juventud kirchnerista va a construir una escalera con los huesos de Aramburu? ¿Cómo interpelamos desde ese lugar al pibe que creció en los '90 y nunca vio a su padre tener un trabajo en blanco, al joven que hoy tiene su primer trabajo, al que no pudo terminar la secundaria, al universitario, a la adolescente que quedó embarazada y no sabe qué hacer, al que se conmovió con la muerte de Kirchner y al que no?

Remasterizar el discurso setenstista para que suene igual pero mejor, no sirve para construir kirchenrismo
. Y este cantito es sólo un ejemplo que vale para todas las manifestaciones que intentan crear un puente afectivo y efectista entre la militancia de los '70 y la del 2010, pasando por alto toda nuestra historia democrática.

Nosotros no levantamos las mismas banderas que los 30.000 desaparecidos. Las entendemos, las defendemos, nos conmovemos con su lucha, pero ya no las levantamos. No queremos la revolución. Nosotros pedimos justicia, cárcel a los genocidas y también pedimos profundizar un modelo económico capitalista con más Estado, con más producción y redistribución de la riqueza. Porque somos hijos del uno a uno y de los indultos de Menem y Cavallo. No del exilio de Perón y el Cordobazo.

Lo que hace ruido es la extrapolación ideológica que nos hace repetir sin reflexión los grandes éxitos Montoneros. La actualización más seria e inteligente del discurso Montonero es Bombita Rodríguez. Cuando levantamos las banderas del Néstornauta, tenemos que ser concientes de que esa caritura representa el encuentro de la política y la posmodernidad. No seamos caricaturas de nosotros mismos pidiendo por la revolución que no fue.

En el acto de Huracán Cristina le habló a la juventud. Y dijo algo que me quedó grabado: "No sean iguales a nadie, no traten de imitar a nadie, sean la generación del bicentenario".Una generación que creció en los '90 y volvió a creer en la política a partir del 2003.

Por eso la estrofa que las juventudes le agregan a la marcha peronista es pertinente y clarificadora. Porque traduce en pocas palabras un movimiento histórico que nos encuentra hoy, junio del 2011, militando a favor de un proyecto político de país y no en contra del sistema. El lenguaje popular es necesariamente lo traducible.

“Resistimos en los '90, volvimos en el 2003, junto a Néstor y Cristina, la gloriosa JP”

Néstor logró despertar en nosotros el espíritu de construcción colectiva que había aplastado la hegemonía neoliberal, ahora Cristina nos pide que seamos los mejores entre los jóvenes. Para eso no sólo hay que militar todos los días y poner el cuerpo, sino ser concientes de que por cada chico que milita en nuestras agrupaciones hay 20 que todavía no. Muchos a los que no les interesa o nos les gusta la política y que también tienen que ser interpelados por nuestro leguaje.

El kirchnerismo es popular porque incorpora las contradicciones del pueblo y de la historia como parte del camino a recorrer hacia un país más justo. Ningún gobierno se cae por usar mal el lenguaje, pero la construcción de un discurso con conciencia histórica y popular es tan importante como la inauguración definitiva de la represa Yacyretá, que comenzó a construirse en 1983.






Para terminar, les dejo algunos fragmentos de un posteo de Mendieta que, creo, debería leerse en todas las unidades básica que se multiplican por ahí.
(Leer completo "Mi único héroe")

El héroe kirchnerista no lleva un fusil bajo el brazo. Repitan conmigo: no lleva un fusil bajo el brazo.

El héroe kirchnerista intuye, e intuye porque sabe de sus limitaciones, que no hay más revolución que un reformismo consecuente y obstinado. Y entonces sube las escaleras de a un escalón aunque le sobre aire para hacerlo de a dos. Pero el héroe kirchnerista quiere ganar maratones y cuida el aire.
(...)
El héroe kirchnerista no es ministro, ni secretario de Estado, pero querría serlo y capaz, incluso, lo es. Porque sabe que es en el Estado, en la administración, en los pasillos grises de los ministerios, en los achatados organigramas de provincias y en las oficinas con tubos de neón de las municipalidades, que se hace carne el sentido humildemente trascendente del hacer política.
(...)
El héroe kirchnerista se conmueve con el pasado, lo honra y lo respeta. Pero ha decidido que ya hubo demasiada oscuridad como para enarbolar consignas que idolatren la muerte. Por eso no está dispuesto a dar la vida, sino a vivirla en una comunidad que viva mejor. Por eso, el héroe kirchnerista es profundamente democrático y gusta de ganar elecciones.
(...)
El héroe kirchenrista, amigos, lleva, bajo el brazo, un expediente. O un acta de constitución de una cooperativa. O una libreta donde están las vacunas para cobrar la AUH.

2 comentarios:

fernando dijo...

estuve leyendo tu blog matías, está muy bueno y te voy a afanar alguns cosas. Con respecto a lo de Sarlo, no te olvides que su libro debe haber subido algo en las ventas luego de ella ir a 678. Y ella mismo acpta que el kirchnerismo va ganando la batalla por el sentido común, y ahora confunden esto con monopolio mediático, son patéticos,un abrazo militante.

Matías dijo...

Fernando, gracias por pasar y por el comentario. Obvio, Sarlo no es ninguna boluda, quiere estar en el centro del debate político. por eso va a 678