07 julio, 2007

De terror

Stephen King presenta las 10 mejores adapciones de sus novelas al cine, según él claro. Entrevista y nota completa acá

1. Milagros inesperados
(The Green Mile, Frank Darabont, 1999.)

Alternativamente oscura y divertidísima, cargada de argumento y emoción. Rara vez las películas son tan buenas como los libros. Esta lo es.

2. Cuenta conmigo
(Stand by Me, Rob Reiner, 1986.)

Adaptado de una novela corta incluida en una colección mía llamada Different Seasons (del mismo libro del que salió Shawshank Redemption, en caso de que quieran buscarlo: son maravillosos regalos de Navidad). Creo que es la mejor película de Rob Reiner, la que más profundamente ha sentido, y cada vez que la vuelvo a ver me enojo con River Phoenix por haberse matado con drogas. Me gusta porque, cuando la veo, me siento igual que cuando la estaba escribiendo. En una palabra: bien.

3. La tormenta del siglo
(Storm of the Century, Craig R. Baxley, 1999.)

Sí, lo sé, fue hecha para la televisión... y la escribí yo mismo. Pero tiene esa densidad novelística, y capas de personajes sobre personajes. Además, Colm Feore aniquiló por completo el papel de Andre Linoge, el tipo malo que lo sabe y —eventualmente— lo dice todo.

4. Sueño de libertad
(The Shawshank Redemption, Frank Darabont, 1994.)

Nada estaba mal excepto el título, y eso era culpa mía. Frank Darabont tiene la especialización más pequeña del mundo: películas carcelarias de Stephen King. Si eso fuera realmente verdad, y si todas salieran tan bien como Milagros... y Sueño..., probablemente me dedicaría a las novelas carcelarias de ahora en más (mientras escribiera algunas nuevas, Frank podría dirigir episodios de la serie Oz). No salí llorando a moco tendido al final de Sueño de libertad, pero sí se me empañaron un poco los ojos.

5. Cujo
(Lewis Teague, 1983.)

Gran fotografía de Jan De Bont antes de decidirse a ser un autor; una actuación digna de un Oscar de Dee Wallace. Nada enrevesado por acá; al igual que Cementerio de animales, se trata tan sólo de una de miedo lineal y directa (y las actuaciones eran quizás un poco mejores que las de Cementerio...).

6. Misery
(Rob Reiner, 1990.)

El mejor guión escrito por William Goldman desde Butch Cassidy y Sundance Kid, y una actuación tremenda de Kathy Bates. Si tiene algún punto flojo, es que la película nunca termina de explicar la salvación del escritor Paul Sheldon: su imaginación. Le eché un vistazo al guión original de Goldman, que les hubiera permitido a los espectadores explorar la mente del escritor. Si hubieran filmado ése, James Caan también podría haber ganado una pequeña estatuita dorada.

7. Apocalipsis
(The Stand, Mick Garris, 1994.)

Gary Sinise estaba perfecto como Stu Redman, el hombre medio norteamericano: “Del campo no significa tonto”, les dice a los militares que lo están arrestando, y uno le cree que él cree en lo que está diciendo. Ruby Dee estaba genial como Madre Abigail, y también Jamey Sheridan como Randall Flagg.

8. Eclipse total
(Dolores Claiborne, Taylor Hackford, 1995.)

Kathy Bates está soberbia una vez más, pero lo que me encantó de ésta fue la dirección de Hackford. Uno tiene que ver la película dos veces (y verla en un cine) para apreciar en toda su dimensión su uso de la luz y el color. En el presente, el mundo de Dolores es gris y apagado. Sus recuerdos del pasado, no obstante, son brillantes y gloriosos. Creo que ésa es la manera en la que funciona la memoria, especialmente cuando envejecemos.

9. Christine
(John Carpenter, 1983.)

Se pone mejor cada vez que la veo: más graciosa y aterradora. Y tiene una banda de sonido mortal.

10. Cementerio de animales
(Pet Sematary, Mary Lambert, 1989.)

La escribí yo y los críticos la odiaron. Cementerio de animales trata acerca de hacerse cargo de los negocios, y el negocio es asustar al espectador.

Extra

Mención de honor para Los ojos del gato (Cat’s Eye, Lewis Teague, 1985), protagonizada por Drew Barrymore como la pequeña y encantadora niña, y Alan King como el mafioso que dirige la clínica para dejar de fumar. El primer corte de la película empezaba con Patti LuPone persiguiendo a un gato por su casa con una ametralladora. Era maravilloso, totalmente exagerado, un momento arquetípico de Stephen King si alguna vez existió tal cosa. Alan Ladd Jr., el productor, insistió en cortar la escena. Qué aguafiestas.

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