08 mayo, 2010

¡Lost, Lost, que grande sos!




Se termina Lost. Últimas tres semanas. Es inevitable la mezcla de decepción y enorme satisfacción.

En sus primeros cuatro años, Lost se diferenció de todas las series por la calidad de su narración: las historias no se construían a partir de las peripecias del mercado, sino que aparecían sostenidas por una trama sólida. La explicación de esto es simple: desde el primer momento hubo un relato extremadamente original y los guionistas jugaron magistralmente con eso.

La enorme satisfacción va a estar en estos últimos cuatro capítulos, donde se va a mostrar lo ya escrito (lo que se anticipó en la primera temporada). Pero la decepción estuvo en el desarrollo de los últimos dos años.

La quinta temporada empieza bien y termina quizá con el mejor capítulo de toda la serie -el de Jacob-. En el medio: idas y vueltas en el tiempo, secuencias narrativas apresuradas, resoluciones poco creíbles, etc. En la sexta vislumbro algo parecido.

En el posteo "Con el karma en paz", escrito recién empezada la temporada, aventuraba que el hilo de la trama iba a estar en cómo hacía Locke, encerrado en la isla, para sacar a todos los losties para poder liberarse. Como si fueran fichas de un gran juego de Senet. Esa lucha, que era el desarrollo lógico de la trama épica que terminaría enfrentando al candidato de Jacob (Jack) con el mal reencarnado en Locke, se vio retardada por movimientos intrascendentes y purga de personajes, que tenían que desaparecer por que sí. El final, quedó para el final.
Fácil, entre la quinta y la sexta se puede hacer una sola temporada, tirando las sobras televisivas.

Igualmente se antepone la satisfacción. Se me hace que Lost va a quedar en mi retina como la gran serie de la década. Porque viéndola como una película de 120 horas -o una novela de 30.000 hojas-, las páginas menos memorables van a pasar rápidamente a un segundo plano.

Haciendo una analogía antojadiza y poco profunda, creo que Lost es una serie peronista: de trazos gruesos memorables y matriz de revolución pequeño burguesa -una revolución narrativa hasta ahí nomás-.

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