Se dice que el mejor personaje que un escritor puede inventar es un nuevo tipo de lector. Pues bien, hay señales de que pasa lo contrario: muchos de los que viven de escribir se deshacen por responder a las nuevas costumbres de los que leen.
Algunos fragmentos de la nota de Página/12 sobre ficciones web.
Con las herramientas interactivas, las posibilidades de narrar van mucho más allá del texto enriquecido o hipertexto; aparecen animaciones, mapas satelitales, participación directa del lector en la construcción de la trama, diseño... las concepciones tradicionales de relato y de libro están naufragando en el límite.
Mi propuesta en LHA es mucho más simple y menos tecnológica. Dar cuenta de la escritura y del proceso. Escribir no es sólo sentarse y recibir la inspiración divina, tiene que ver (en mi caso) con leer mucho, mirar películas, relacionar todo tu mundo con lo que estás haciendo. Es un trabajo intenso, que muchas veces se pierde. Y en el caso de LHA también se suma el factor material. La historia la escribo al mismo tiempo en un cuaderno de tapa dura, con plumín y tinta china (a veces con lapicera), y en un blog. Esa instancia de materialidad y virtualidad deben convivir de la mejor manera posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario