Cuando iba a quinto o a sexto grado, empecé a leer por iniciativa propia. Un día, entré en la biblioteca de la Escuela Nº22 y me puse a buscar algo. Aunque no sabía bien qué. Miré y miré hasta que di con un viejo conocido, “El Principito” de Antoine Saint Exupéry.
Esa noche leí más de treinta páginas seguidas. No se por qué, después de tanto tiempo, recuerdo esa sensación extraña de no poder parar, de pasar una página tras otra, una tras otra, una tras… al otro día, mi mamá me encontró dormido con el libro en la cara. Y me despertó.
Leer El Principito
No hay comentarios:
Publicar un comentario