18 octubre, 2007

EL VUELO DE SHEI * 9

La batalla final

Cuando la paloma Yoli Yang regresó al reino de Quin, ultrajada por el ataque de Shei, Dseng Shen vio quebrado el pacto de paz y le reclamó al príncipe Jantan el poder sobre todo el imperio. La guerra fue breve, los feroces dragones vencieron fácilmente a los tigres alados acostumbrados a matar cerdos. De esta manera Jantan se convirtió en el único rey del imperio, aunque no por mucho tiempo.

Un fuerte temblor, anunció la llegada de Shei que sobrevolaba la larga fila de tortugas, una pared andante, con paso militar. El rey de Yan reunió a su ejército de dragones de dientes de marfil, sin saber muy bien qué estaba sucediendo.

- Mi querido príncipe, vuelvo a mi reino contra tu voluntad, a ocupar tu lugar, vencedor de vencedores.

- Ya se terminaron mis días de príncipe, estás ante Jantan el nuevo rey del imperio. Si aceptas tu destino de muerte, le daré asilo a tus torpes reptiles.

- Sólo el verdadero rey demostrará ser inmortal.

Shei abrió su pico al cielo, detuvo el tiempo. Cuando los dragones se recuperaron y abrieron los ojos, las tortugas ya formaban un círculo a su alrededor. Los Zeis mostraron sus dientes amarillos. Las tortugas lentamente escondieron sus cabezas, escamosas, arrugadas. En un mismo instante las cuatro de las Keps desaparecieron, la tierra se movió con el golpe y un haz de luz verde enceguecedor bajó del cielo a cada uno de los caparazones. Comenzaron a avanzar, a cerrar el círculo, a escalonarse tomando velocidad hacía el montón de dragones, que escupían un fuego inútil, retrocedían, chocaban entre sí, intentaban volar, perecían.

Las sierpes con patas Gadis se comieron al indefenso Jantan de dos bocados. Y así Shei encontró un mundo para su imperio.

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