"Hasta el día de hoy y tratando de proteger la memoria de una de las bandas más queridas por sus seguidores, he callado los verdaderos motivos de la separación artística de Los Redondos.
Acabo de leer las declaraciones de Skay al medio La Nación donde sugiere que dicha separación fue motivada por la intención de "alguien" de apropiarse de la gloria del grupo (nadie puede pensar que fueran Semilla, Walter o Sergio). Además si, como dice, tanto le aportaba el grupo, ¿qué fue lo que impidió que siguiera con ellos?
Todavía ahora tengo para mí que no se puede arrebatar un éxito genuino. Basta dejar correr un poco el tiempo para que todo quede en claro. Lamento que la alta espiritualidad de Skay, producto de su viaje a Fez, no haya despertado antes de los sucesos que me dispongo a detallar y que son, desgraciadamente, bastante más materiales que las "diferencias artísticas" que en entrevistas anteriores supo esgrimir como los motivos del fin del vínculo.
Los soportes de grabación (audio y video) de todos los shows de los Redondos (Huracán, Racing, River, etc.) quedaron en depósito en casa de Skay porque Poli era la encargada de contratar los servicios que los proporcionaban. Esto nunca me incomodó por que confiaba en una amistad de muchos años.
Un par de años antes del final se me ocurrió pensar que algún motivo (¿un accidente?) podría hacer que me viera obligado a reclamar ante parientes y desconocidos lo que por derecho formaba parte de mis intereses.
A partir de ese momento, esporádicamente y con más pudor del necesario, pedí se hicieran copias para tenerlas a mi guarda y que a su vez sirvieran de protección.
Siempre coincidieron (de palabra) en que era lo aconsejable.Pero extrañamente, el tiempo pasó y siempre esgrimían una excusa.
La noche definitiva (un rato antes estábamos en un bar hablando con un cronista sobre un próximo show) me puse firme en mi requerimiento y esa actitud desembocó (ante la negativa) en el rompimiento de la sociedad artística.
Hasta el día de hoy Poli y Skay están sentados sobre ese material, cuya custodia artística he reclamado en silencio público hasta hoy.
Sigo con mis dudas al correr éste velo, pero las declaraciones vertidas por Skay me han obligado".
Indio
... es oro
Los niños muy pequeños con trajes remendados,afligidos de una sabiduría sin igual,pararon de jugar al pasar ellay gritaron desde sus remiendos:Guarda ahí, guarda ch´é beá!Pero, tres años después de esto,escuché al joven Dante, cuyo apellido ignoro-pues hay, en Sirmione, veintiocho jóvenes Dantes y treinta y cuatro Catulos;y había habido allí una gran pesca de sardinas,y sus mayoresestaban embalándolas en grandes cajas de maderapara el mercado de Brescia, y élbrincaba alrededor, agarrando los peces brillantesy cerrándoles los caminos:y en vano le ordenaban sta fermo!y como no le dejaban ordenarel pescado en las cajasmovía las que ya estaban ordenadas,murmurando para su propia satisfacciónaquella misma frase:ch´é beá.y con esto quedé algo avergonzado.
Agassiz y el pez“Ningún hombre estará equipado para el pensamiento moderno hasta que haya comprendido la anécdota de Agassiz y el pez:
Un estudiante recién graduado, con honores y diplomas, fue a visitar a Agassiz para recibir los últimos retoques. El gran hombre le mostró un pez y le pidió que lo describiera. El estudiante: ¡Es sólo un pez luna!. Agassiz: ya sé. Descríbalo.Unos minutos después el estudiante volvió con la descripción del Ichtus Heliodiplodocus, o como sean los términos usados para ocultar el común pez luna al conocimiento vulgar, familia de los Heliichiherinkus, etc., según aparece en los libros de texto sobre el tema.Nuevamente Agassiz pidió al estudiante que describiera el pez.El estudiante produjo un ensayo de cuatro páginas. Entonces Agassiz le dijo que mirara el pescado. Después de tres semanas, el pescado estaba en avanzado estado de descomposición, pero el estudiante sabía algo sobre él.”Ezra, Pound, El ABC de la lectura, Ediciones de la Flor, Argentina.