Los estilos arquitectónicos de las casa de té varían notablemente. Sen no Rikyû se inclina por las casas pequeñas, con una capacidad no mayor de uno o dos tatami. Un salón de dos esteras no pasa de los dos metros cuadrados; se trata, pues, del ideal wabi de la rústica sencillez y pobreza cultivada llevado al extremo. Hideyoshi, el patrono del Rikyû, usó sin duda salones de dos tatami, aunque se haría construir asimismo una casa de té dorada como demostración de poder. Las casas de té frecuentadas por nobles y daimyû solían consistir en elegantes pabellones de ocho o más esteras. La mayoría de las casa de té se levantan sobre pilares; sus paredes interiores y exteriores son de austera argamasa, madera o bambú y los techos suelen ser de juncos, paja o pizarra.
Según Rikyû, el kaiseki ha de ser ligero y de delicada cocción, y tan apetitoso a los ojos como al paladar. La voz kaiseki proviene, como tantas otras del chanoyu, del budismo Zen. El Vinaya prohibía a los monjes budistas que tomaran alimentos después del mediodía; sin embargo, los monjes zen, chinos y japoneses, realizaban duras labores físicas y muchos maestros les permitían un tentempié vespertino aunque, en lugar de llamarlo “comida”, se referían a él como una piedra caliente escondida entre sus ropas: kaiseki.
Cada huésped recibe del anfitrión una bandeja con boles de laco con arroz, sopa, pescado y verduras, todo tapado y acompañado de palillos nuevos de madera de cedro. El anfitrión les invita a comer y vierte sake de una etera de hierro en boles más planos. Tras haber comido un ligero postre consistente en una fruta u otro producto de la estación, los huéspedes abandonan el salón para tomarse un breve descanso. Durante el mismo, el anfitrión lo dispone todo para servir un espeso té.
Al regresar al salón, los huéspedes se encuentran con que el rollo de caligrafía del tokonama ha sido sustituido por un florero con una única flor.
El anfitrión calienta agua en una tetera de hierro, enjuaga los boles y utensilios, coloca el té verde en polvo en el bol con una cuchara de bambú, le añade agua caliente con el cucharón del bambú, revuelve el té con un batidor de bambú hasta que aparece espuma en la superficie y lo sirve asus invitados. La consistencia del té es de dos tipos. El té espeso (koicha), más formal, es de consistencia cremosa y su sabor es más amargo; se bebe del mismo bol y en pequeñas cantidades. El té más ligero e informal (usucha) se sirve al final de la ceremonia en boles individuales.
Los boles de té varían según el gusto de la persona que prepara la infusión, según la estación o las circunstancias. Los boles estivales suelen ser más planos y abiertos, a fin de dispersar el calor y dar una impresión refrescante. Los invernales son más altos y cerrados, para retener el calor.
-Datos obtenidos de: “The tea Ceremony” by Sen´ô Tanaka. Ed. Harmony Books. 1977- y de: “Japón”, El imperio del sol naciente, vol.II Coll Cutt, Jansen y Kumakura, Ed. Folio 1994-
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