01 mayo, 2007

El infinito juego del Go / última parte


UN RETO MILLONARIO

Una de las tantas virtudes del Go y que ha hecho que su ejercicio sea cada vez más popular en el mundo, es hasta ahora su total invulnerabilidad de los ordenadores computacionales. Ya se ha comprobado que el ajedrez ya está casi completamente domado, sobre todo desde la famosa victoria de Deep Blue de IBM sobre el ruso Garry Kasparov. Pero con el Go la cosa no se ve nada de fácil.

Una empresa de softwares taiwanesa, la Ing chang-Ki, ha ofrecido un premio de diez millones de dólares para el primer programa que venza a un jugador de go profesional, pero también ofrece premios por logros más modestos. Ninguno de los retos ha sido medianamente cumplido.

EL CAMPEONATO MÁS TRISTE DE LA HISTORIA

El título de campeón mundial de Go se denomina Honinbo, cuyo poseedor de inmediato adquiere un dan de nueve. Uno de ellos se llamaba Iwamoto Kaouru, quien a mediados de 1970 visitó Buenos Aires. En aquella ocasión Kaouru relató la manera de cómo había obtenido el título.

A principios de 1945 había ganado las series eliminatorias obteniendo el derecho a desafiar al Honinbo de entonces, Hushimoto Otaro, a un match de siete partidas. La primera de ellas fue disputada en la ciudad de Hiroshima en julio de aquel año y el triunfo fue de Hashimoto. El segundo debía realizarse en la misma ciudad, pero debido a los bombardeos, se decidió llevarla a cabo en los alrededores. El día elegido fue el 6 de agosto.

Sobre el tablero había 116 fichas puestas cuando se escuchó una explosión que cambiaría el curso de la historia de manera dramática. Iwamoto y Hashimoto vieron cómo, a lo lejos, una escalofriante nube en forma de hongo se erguía por los cielos. En menos de un minuto, 200 mil personas habían encontrado la muerte en Hiroshima. Sólo al año siguiente se continuó la partida. El triunfo le perteneció a Iwamoto

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