16 mayo, 2007

premio y castigo



El taller "Cuentos con Sol", creado y coordinado por Mirta Colángelo, se desarrolló
desde el año 1996 en el ámbito del Patronato de la Infancia de la ciudad de Bahía
Blanca.
Allí, grupos de chicos de entre 8 y 15 años fueron parte de una experiencia de lectura
y escritura creativa, incursionando originalmente en el acercamiento a los libros, los
textos y las imágenes que estimularon un lento y delicado proceso hacia la producción
propia.

Este trabajo de construcción colectiva contribuyó a ampliar y afianzar la mirada del
mundo de unos chicos que pudieron experimentar el encuentro con lo poético de muy
distintas maneras: mientras prestaban atención al canto de los pájaros que frecuentan
el jardín del patronato o elegían plumas y hojas para usar en el taller, y también
cuando intercambiaban por correo sus obras con artistas, escritores e ilustradores de
libros para chicos o leían en público sus textos durante un viaje a Buenos Aires.

De la misma manera se fue armando el proyecto de la fábrica de libros que ellos llamaron
"Benteveo". Este se concretó con la edición artesanal de dos títulos que recopilan
muchos de sus textos y dibujos: 'Coplas Copleras' y 'La noche es sueño' en el año 2005,
y un tercero 'Los que vuelan', en el año 2006. Los libros, de tiradas breves, fueron
mayoritariamente regalados; de los vendidos el producto fue distribuído entre los chicos
que participaron del proyecto.
Hace pocos días este proyecto editorial fue reconocido por la Asociación de Literatura
Infantil de la Argentina (ALIJA) otorgándosele un Premio Nacional dado por primera vez
en ese rubro.
Hoy los libros andan entre la gente, las bibliotecas y las escuelas de muy distintos
lugares del país y del exterior confirmando que las buenas ideas junto a la sensibilidad
y el trabajo colectivo pueden hacer maravillas.

Actualmente, debido a las diferencias con el espíritu que guía la institución desde
hace algunos meses, Mirta Colángelo ha decidido alejarse de la actividad en el taller
del patronato.
También en estos días se ha cuestionado injustamente el manejo del dinero recaudado a
través de la venta de los libros y del pago que la editorial "Tinta fresca" de Clarín
les adjudicara "por única vez" a los chicos autores -que recibieron a través de sus
padres o tutores lo que les correspondía- por la publicación de sus textos en libros de
lectura para EGB del ciclo 2007.

Como colaboradora, he disfrutado enormemente de la experiencia de trabajar junto a ella
en este proyecto y no puedo aceptar que, además de la falta de reconocimiento a su
trabajo, se dude de la total honestidad con la que lo llevó adelante.
Pero por sobre todo, la intención es exigir que no se utilicen estas acusaciones para
evadir una verdadera discusión sobre cómo llevar adelante un proyecto institucional
pensado seriamente en función de los chicos.

Paula Coscia.

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