25 mayo, 2009

El juego de la vida

En los '90 era un chico y me gustaban los juegos de mesa. Uno de los primeros que me compraron, tal vez por tradición argentina, fue el Estanciero, divertido pero muy largo. En cambio, El juego de la vida tenía un tablero atractivo: el recorrido se realizaba en pequeños autitos de colores a los que ibas incorporando tu familia y las instituciones más importantes en la vida (iglesia, bancos, mansiones) estaban en tres dimensiones. Además cambiaba los dados por una rueda numerada de colores. A mi me encantaba, pero a mi papá no le gustaba porque decía que era un juego capitalista.




Hoy a la tarde, después de escuchar el discurso de la presidenta por el 199 aniversario de la independencia de la Argentina, me puse a leer un libro de ensayos de Dietrich Diederchsen y me acordé de El juego de la vida. El libro se llama Personas en loop, y consiste en una serie de artículos sobre la cultura pop.

En el juego de la vida uno empieza tomando una decisión: emprende el camino más largo del estudio en la Universidad (donde las carreras mejor remuneradas son las que producen mercancías y las menos remuneradas las que producen valores simbólicos) o hace un camino más corto donde enfrenta la vida sin una profesión. Lo interesante de esta opción es que no es determinante en el objetivo final. Ninguna de las dos te asegura llegar al final del camino sin deudas y salvado económicamente.

O sea que, además de plantear como objetivo final de la vida la salvación económica, el juego disocia los conceptos de Vida-Trabajo.

La realización, el progreso (siempre individual), no va de la mano del trabajo. Ni que hablar de una concepción ideológica del trabajador. Ya no existe un proletariado que tenga como capital su fuerza de trabajo y la de sus hijos (prole).
El capital del trabajador es su "vitalidad", y el trabajo sólo sirve para alimentar consumo, y el consumo satisface las necesidades vitales, y te da un “estilo de vida”. Entonces, las personas quedan encerradas en un loop, que se repite, como en el estribillo de una canción pop. Esta desvalorización del trabajo, generó en Europa un movimiento, nacido en Alemania, que se llama "Los desocupados felices" (Die Glücklichen Arbeitslosen), que propone una nueva visión del desocupado. Su planteo teórico sería: si el capitalismo neo-liberal necesita de un alto porcentaje de desocupados para mantener flexibilizado el trabajo, nosotros (los desocupados) cumplimos una función social importante y tenemos que ser reconocidos por el estado y no ser tratados como unos parias de la sociedad. No están pidiendo que les trabajo, sino que se los reconozca como desocupados útiles. Esta utopía está lejos de concretarse.

Mientras tanto, en Misiones, en un escenario de espaldas a la triple frontera...

[Foto: Télam-LNP]

Cristina Fernández de Kirchner daba su discurso. Entre otras cosas, planteaba que la vuelta de las negociaciones colectivas de salarios (paritarias) se dio por la disminución de la desocupación en los últimos seis años, que pasó del 25% a un 8% (aprox).


"Es imposible discutir salarios con un cuarto del país sin empleo", dijo y en un acto de patriotismo pidió profundizar el modelo hacia el "pleno empleo", que significaría una desocupación de menos del 4%.

Una utopía más saludable que la de los desocupados alemanes.

Según la presidenta, el modelo económico de mi infancia, el de El juego de la vida, se "desplomó" y nosotros estamos "firmes frente al vendaval".

5 comentarios:

Marcelo Díaz dijo...

No me parece que Diederichsen piense el loop como encierro, o no sólo como encierro, de hecho dice que en el loop se avanza, en un avance que es distinto al de la línea del progreso. Por otro lado, lo de los desocupados felices a nosotros nos suena chino, pero los ensayos del libro son en general del 2000, y la realidad europea en ese entonces era la de los estados cubriendo "el paro" con seguros de desempleo. Hoy la cosa parece distinta, en medio de la crisis.
En la Argentina seguimos jugando al Estanciero, hasta tanto se invente El descamisado, o algo así; y esto tiene que ver con salir de un modelo sojadependiente para avanzar hacia algún tipo de industrialización (¿sinó de dónde van a salir los empleos?)

Matías dijo...

Es verdad, quedó la idea de encierro, lo que quería planter es que la vida del consumo avanza como el loop, repitiéndose.

Diederichsen también pantea que al perder el trabajo el eje social, en nombre del "trabajo" se flexibilizan no sólo a los trabajadores, sino otras cosas como la seguridad ambiental, jurídica, etc.

La versión yanky del Estanciero era el Monopoly, después me acuerdo que jugué al "Juego de la bolsa", comprar y vender acciones, y el último es el "Deuda Eterna" que es como un Estanciero industrializado en donde sí o sí le tenés que pedir al FMI para progresar.

Marcelo Díaz dijo...

Es que el capitalismo es básicamente corrosivo. Es decir, ninguna empresa va a decir: paremos la mano, estamos destruyendo el medio ambiente, demos mejores salarios porque sinó la pobre gent no come! Lo que puedan flexibilizar, lo van a flexibilizar. Está claro que cuando hay algún tipo de restricción proviene del campo político.
Yo de chico tenía el Petrodólar! Así y todo, más allá del imaginario, son juegos que pertenecen a otro mundo. El juego del presente es el Magic y sus variantes: cada año se sacan cartas de juego, entran nuevas que hacen cosas nuevas, de pronto tenés un montón de guita invertida que no te sirve para nada porque tenés que salir a comprar y comprar, pero lo mejor (o peor) o en todo caso lo más "contemporáneo": cuando creés que dominás el juego, te lo cambiaron, porque las reglas cambian cada año. Si el fútbol nace con la industrialización y te preparaba para que cumplieras una función y aprendieras el trabajo en equipo (como se trabaja en el taller), el MAgic, y ese tipo de juegos, te enseñan a aceptar la flexibilidad como algo totalmente natural.

AEZ dijo...

Aguante los palitos chinos. O mejor: los chinos en general. ¡Se viene la revolución, carajo!

Matías dijo...

AEZ: hasta la victoria, siempre.

MD: Hay que ver como termina todo esto, pero al menos en su discurso Cris plantea profundizar el modelo hacia la exportación con valor agregado, y para eso hay que industrializar.

Las cartas Magic... yo alcancé a jugar un año solo, y en el 1 a 1, era la sexta colección, creo que las vendí casi todas. No me flexibilicé y el sistema me expulsó.