El periodismo cultural, es una herramienta. En el galponcito con techo de chapa, pasando el patio de invierno, están colgados, el martillo, el cincel, el serrucho, los destornilladores, las pinzas y tenazas, y en un rinconcito, ahí abajo, el periodismo cultural. A eso me refiero con lo de herramienta, un objeto con el que se puede construir o destruir.
Así como el martillo y el cincel pueden tallar los troncos de la nueva poesía que Witman le dejó a Pound, de la misma manera, el periodismo cultural actúa sobre la sociedad con el objetivo de fortalecer (y a veces crear) un campo cultural. Por campo cultural entiendo, las relaciones, debates e ideas que atraviesan al conjunto de personas que trabajan en el ámbito artístico cultural, sumado al público que consume sus productos. Sin dudas este es un campo minado. Es un campo que tiende por naturaleza al aislamiento de los distintos grupos que lo componen y por consiguiente a dejar de ser un campo de tensiones.
El periodismo cultural es una herramienta fundamental para construir, fortalecer (o destruir) esos lazos y jerarquizar el debate cultural en la sociedad.
En esta metáfora de la construcción el periodista tendría que ocupar el lugar del mejor artesano o constructor. Como dijo Eliot sobre Pound: Il milior fabro
1 comentario:
no se que es el cuadrado que apareci´p ahi abajo. pero bue...
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