09 abril, 2009

Muros

Ayer apareció en todos los medios "el muro de la discordia", o como lo definió el intendente de San Isidro, un "vallado de seguridad" para mantener a los chorros del otro lado y "proteger a la gente". Porque, claro, del otro lado, en San Fernando, no vive gente, no?.

Hay otros muros, un poco menos materiales, los muros de Facebook. "Me voy corriendo a ver, que escribe en mi pared, la tribu de mi calle" decía el Indio, pero resulta que las trbus ya no tienen calle, tienen fotolog, y no tienen paredes donde grafitear, tienen muros virtuales donde explotan al máximo su individualidad.

Allá por el 2006, cuando el intendente Lópes aún hacía de las suyas, Marcelo Díaz escribió para el número inaugural de Ría Revuelta el texto Cercos & Puentes; por ese entonces también proliferaban los muros.




Cercos & Puentes, Marcelo Díaz


Recuerdo que en el 90, en un pub de calle Rondeau, un cantautor local de tipo naïve despachó un tema extremadamente optimista sobre la caída del muro de Berlín. Decía algo así como “ahora el mundo estará unido” y pedía palmas que lo acompañasen. Recuerdo que el tema me pareció bastante pelotudo (no hice palmas, ante la mirada reprobatoria de algunos concurrentes) y recuerdo también que Paul Virilio, en una entrevista en el 90, decía algo así como “la caída del muro de Berlín es el inicio de un escenario de guerras locales, y de la multiplicación de los muros”. Hoy es fácil darle la razón. Repasemos: el muro texano de Bush pretende impedir el paso de los mejicanos, el muro israelí pretende mantener lejos a los palestinos, los cercos de alambre de Ceuta y Melilla pretenden mantener a los africanos lejos de Europa. Siempre que se levanta un cerco es para impedir el paso de alguien. No hace tanto, no tan lejos, tuvimos la zanja de Alsina, que pretendía frenar a los indios. Después se pensó que era más práctico exterminarlos. Y es lo que se hizo. Opciones.


Desde hace años los vecinos del Bulevar Juan B. Justo piden la construcción de un puente sobre la playa ferroviaria que les permita cruzar a White de manera segura. Como el pedido nunca se concreta, los vecinos cruzan por las vías y entonces los accidentes se suceden con una frecuencia que espanta. A comienzos de año, la Sociedad de Fomento de Palihue recibió un subsidio municipal de $30.000 (lo entregó el Dr Lópes, días antes de entregar el gobierno) para la construcción de un cerco tras las vías, desde el Club de Golf hasta la entrada por Casanova, aduciendo nebulosas cuestiones de seguridad. Se dice que lo que les molestaba a los fomentistas de Palihue eran las hordas incivilizadas de estudiantes universitarios que interrumpían la verde calma del sector cuando lo cruzaban caminando rumbo a clase. Ahora ya no pasa, ahora el alambrado impide que pase nada.


También ahora, cuando se habla de cultura en Bahía Blanca nos invade la sensación de que no pasa nada. Los cercos proliferan, aunque no siempre sean tan visibles como el de Palihue. Proliferan las cabezas alambradas, por las que no pasa nada. Tal vez sea también por eso que los últimos intentos por establecer un debate público acerca del estado actual de la cultura en la ciudad han fracasado. No es posible crear desde cabezas que se cierran. Las cabezas alambradas están lejos de alcanzar una disposición poética, que definiríamos, más o menos, como la voluntad por acercar elementos distantes o aparentemente incomunicados. Hacer puente.


Yo creo que el alambrado de Palihue probablemente sea uno de los hechos culturales más relevantes del 2006 en Bahía Blanca. Porque ¿no es acaso una muestra clara de la cultura de una ciudad el no poder levantar un puente en años y sí un cerco de un día para el otro? Nos queda escuchar el himno a Bahía Blanca e intentar reemplazar “se presiente tu gloria mundial” por “la casa se reserva el derecho de admisión y permanencia”, a ver si eso nos hace justicia.

2 comentarios:

Oso de Almafuerte dijo...

El finde pasado clausuraron el galpón de El Peladero y la cultura bahiense sigue construyendo muros.
Gran posteo Matías. Clap, clap, clap!!!. Soy un Oso orgulloso de ser su compañero de blog.

Matías dijo...

Oso, es una constante de la cultura bahiense. todos los lugares donde hay actividad cultural o se funden o los clusuran. creo que a esta altura que siga abierto el peladero es un milagro.