20 marzo, 2007

Un osito de peluche de Taiwan



Esta nota salió publicada en ría revuelta 6, que está en circulación. Es importante aportar al debate.

El pasado 4 de Marzo cerró la “exposición” que decoró las paredes de nuestros museos de Bellas Artes y Arte Contemporáneo: “La encantadora Taiwán”.
Reflexión cercana al debate sobre esta muestra y sus problemáticas.

El pasado 4 de Marzo cerró la “exposición” que decoró las paredes de nuestros museos de Bellas Artes y Arte Contemporáneo: “La encantadora Taiwán”.
¿Se puede pasar por alto este tipo de evento, como si solo fuera una muestra de verano al estilo de los canales de televisión que recortan costos sin importar la calidad de lo que transmiten? Obviamente no. Porque no es una cuestión de presupuesto, piensen en la cantidad de dinero que gastó la comuna en traer al pintor que ahora tiene su propio diseño de remeras y salió en la tapa de La Nueva Provincia como una suerte de títere farandulero. Estamos hablando de Perez Celis, por las dudas.
El problema tampoco es la exposición, no ponemos en duda que la cultura Taiwanesa sea interesante y tenga múltiples aspectos para enriquecer la nuestra.
El punto es que estas exposiciones
organizadas por una oficina comercial de un país, deben ir a ferias o salas de exposiciones, como la del Shopping o la FISA. No es arbitraria la relación entre una muestra y el lugar en el que se expone. Al contrario, el lugar forma parte de la muestra y la carga de significado. Un museo debe trabajar sobre proyectos en los que las distintas partes (muestras) se vayan enlazando para lograr el objetivo de generar espacios de encuentro y debate intelectual, elevar la mirada estética. Entonces cabe preguntarse ¿qué tiene que ver esta muestra con las Bellas Artes y sobre todo con el Arte Contemporáneo?

Bahía Blanca tiene un Museo de Arte Contemporáneo que antes de su intervención (durante el triste paso de
Mandará por el Instituto Cultural) era el segundo en importancia del país, ahora no solo perdió este prestigio
sino que despareció de la escena. No es casualidad.
Obviamente estamos haciendo un recorte y este tema requiere un análisis y un debate profundo, nosotros
damos el primer paso y estamos dispuestos a escuchar y continuar desarrollando el tema.
Las paredes blancas del Museo no son un simple depósito de obras, no se pueden usar sin reparar en el valor
simbólico que cargan. Si nos importa la salud cultural y artística de nuestra ciudad no podemos dejar que estas
cosas pasen como si nada.
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

buenísmio, buenísimo, buenísimo. ya nadie hablaba de los museos de arte. y siguen siendo un tema.